Comentarios de este tipo le llueven día con día, tuit tras tuit, sin descanso alguno. ¿Cómo los soporta? No tengo idea, pero me queda claro que a estas alturas ya tiene la piel más curtida que Jorge Winckler. Sigo a Faitelson solo por eso, por el puritito morbo, pues como diría la Chimoltrufia “¿Para qué más que la verdad?”.
Sigo también a Gerardo Fernández Noroña, otro raro espécimen de esta pecera tropical llamada México. Este prohombre tiene muchísima autoestima. Imagínese Usted, bien querido lector lectora, que se visualiza como el perfecto candidato para la Presidencia en el 2024 y no tiene empacho alguno en comentarlo. Se pelea con cuanto pelafustán se le atraviesa en Twitter, arremete contra sus malquerientes y justifica su peregrinar por el país como parte de una agenda legislativa anidada en algún curioso espacio de su encanecida cabecita. En fin, que el tipo es una botana y si quiere Usted seguirlo ya sea chairo o antichairo, no se arrepentirá.
Y así como estos dos, sigo a otros solo por el gusto de retozar frente al monitor viendo cómo despedazan la poca y grata imagen que alguna vez tuve de los políticos.
A quien no seguía -y ahora me arrepiento- es a Manuel Huerta Ladrón de Guevara: excelentísimo señor embajador plenipotenciario del Gobierno Federal, dedo meñique de Andrés Manuel, voz y mano derecha del presidente.
Me imagino que alguien, maliciosamente, le debió haber dicho que era gracioso y él se la creyó, porque hasta sonriendo se aventó la perla política de las ‘Yalitzas’. No tuvo la decencia de disculparse pues según él no se equivocó, sino todos aquellos millones de veracruzanos que malinterpretaron su dicho. ¡Pobrecito!
Bajo esa óptica debemos comprender también al pobre Sergio Goyri, otro malinterpretado, quien entonces no dijo lo que dijo sino que lo malinterpretamos. Con eso se resolvería todo, echándole la culpa a quien lo entiende. No habría nepotismo en Veracruz, sino malinterpretaciones; no habría corrupción, habría malinterpretaciones; no es que cierren las estancias, lo estaríamos malinterpretando; no es que haya inseguridad, la estamos malinterpretando. ¡Acabáramos!
Quienes pensaban que los de MORENA eran diferentes hoy pueden reafirmar la máxima de que todos los políticos son iguales, aunque ojo, ahora resulta que hay unos más iguales que otros.
@AtticussLicona |