La clavadista veracruzana Dolores Hernández Monzón reconoció que los nervios le traicionaron y esa fue la causa que le impidió meterse a las finales en la prueba de trampolín 3 metros en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
“Yo esperaba estar en la final, pero los nervios a veces hacen malas jugadas. Sin embargo, saber que ya estuve en unos Olímpicos es un logro para mí”, expresó la seleccionada mexicana.
Añadió que enfrentarse a sus mismas rivales en una competencia de este nivel, como son los Juegos Olímpicos, fue una experiencia muy diferente.
“En una competencia así se vive un ambiente muy diferente, es otro tipo de mentalidad y es una experiencia que nunca voy a olvidar”, afirmó la clavadista veracruzana que este martes estuvo en las instalaciones del Instituto Veracruzano del Deporte. Cerca Hernández Monzón se clasificó a la semifinal dentro de las 18 mejores clavadistas en Río,
aunque señaló que el clavado de tres y media vueltas al frente en posición B estuvo cerca de acabar con su sueño de forma prematura.
“Pensé que no iba a pasar, es el clavado que tiene mayor grado de dificultad de toda mi serie y creo que me hace falta ser más constante al llegar al trampolín para tener más impulso. “Yo creo que porque estaba nerviosa intenté como distraerme un poquito pero no me ayudó tanto, tuve que haberme concentrado más aunque estuviera nerviosa y eso fue lo que más aprendí”, explicó.
Experiencia Mencionó que la experiencia olímpica fue un buen parámetro para medir su nivel competitivo y para tener un poco más controladas las otras competencias que no son de menos nivel pero sin tanta tensión.
Dolores Hernández Monzón estará de vacaciones en el puerto, al menos por un mes será el tiempo que estará de receso y aprovechará para estar con su familia, liberar tensión y retomar sus estudios. Posteriormente, retomar los entrenamientos con miras al Campeonato Mundial
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