No se ve por ningún lado el cómo creerle al PRI esta especie de renovación moral interna… pero aún así, siendo benévolos, sí se puede aceptar algunas verdades de perogrullo como la del Senador Arturo Zamora quien dijo que con la expulsión de Duarte se sienta un moderno precedente. Y es cierto, estamos siendo testigos de historia viva. Las generaciones que ahora están siguiendo las noticias no solo en televisión, prensa y radio, sino que lo hacen también en internet y redes sociales, probablemente no tengan recuerdos vivos de los grandes escándalos del pasado como los del Negro Durazo, de La Quina, de Jorge Díaz Serrano, o de tantos otros casos que marcaron al país con oscuras historias.
Hasta ahora la anciana corrupción solo servía como cuentos de viejitos para espantar a las nuevas generaciones, pero nosotros, Usted y yo, lo estamos viviendo y lo seguimos casi en tiempo real. No se puede uno abstraer a lo que está pasando. Ningún veracruzano puede transitar por este escándalo con desconocimiento del tema y andar por la vida con el honor entero.
El PRI se dice llamado a liderar esa lucha contra la corrupción que por décadas el mismo partido ha definido. Si no lo logra -la verdad hay que reconocerlo-, no se les recriminará más allá de la crítica ácida, pues no se esperaba nada… pero si logra transitar por ese pantano, y si por azares del destino logra limpiar la perpetua mancha corruptora que se cohesiona a los colores partidistas, entonces, y solo entonces, podrá Enrique Peña Nieto y Ochoa Reza pasar a la historia.
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Por lo pronto, como parte de ese precedente moderno, el Presidente Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, anunció la creación de una Comisión que se concentrará en el combate a la corrupción dentro de las filas del partido. Ochoa Reza dijo -y tiene razón- que el #CasoDuarte sirve para una profunda reflexión política, por lo que en los próximos días presentará un proyecto para la creación de un órgano anticorrupción interno, con el objetivo de que arranque operaciones en el proceso electoral del próximo año.
Pero para lograr que se crea en el Gobierno y por ende en el PRI, debemos dejar de soslayar las tareas pendientes que cómodamente dejan los hombres del poder. Para no ir muy lejos podemos tomar el caso de la Procuraduría General de la República, que es larga historia de fracasos y empantanamiento de casos. Este martes 25 de octubre dos noticias desinflaron la nota de la frase “foxista” de Enrique Peña Nieto, dicha ante gente de primera línea en el poder de facto nacional. Peña Nieto soltó laxamente: “Ningún Presidente se levanta pensando cómo joder a México”, y eso fue todo para que las redes sociales se calentaran y se lo acabaran en críticas. Sin embargo, cuando se pensaba que eso era lo que llenaría los tabloides, de Presidencia salió el obús salvador: Arely Gómez salía de la PGR e iba a la Función Pública. Al respecto, de lo más que se ha hablado desde ese momento es de los pendientes de Arely. Interesaría saber a cuál de ellos quiso Peña Nieto echarle agua, pues con su movimiento es obvio que algunos temas pendientes entrarán en un delicado impasse.
¿Qué quiso Peña Nieto dilatar o empantanar? Puede ser el caso de Javier Duarte y su caterva de ladrones; Ayotzinapa, el “Chapo” Guzman; ¿o qué otro tema? Porque creer que el cambio es para hacer más eficiente a la PGR o para imprimirle a la Función Pública un dinamismo tal que haga pensar que ahora sí Peña Nieto va incluso por los de casa… reiteramos, nadie lo cree. En los últimos 6 sexenios, 16 procuradores han circulado por la PGR y ésta sigue igual. 6 Procuradores han sido del PRI, 4 del PAN, 5 independientes y un militar… pero los casos se siguen empantanando. Llega el Procurador número 17 y todo parece que seguirá igual.
¿Por qué habríamos de confiar en que ahora sí habrá eficiencia? ¿Por qué habríamos de creerle al PRI que aprenderán de estos modernos precedentes? ¿Por qué habríamos de entender que el PRI tiene la férrea intención de una vez por todas, quitarse la amalgama podrida?
Hay que reflexionar bien querido lector lectora… porque la noticia no sólo se lee, se analiza, se compara, se discute y, si se puede, debe servir no solo como una historia de viejitos, sino de historia viva que no se debe repetir. Es reflexión y no es por #JoderAMéxico. |