La nueva camarilla ha trazado su ruta para que de una forma u otra mantengan el estilo y poder del cual hasta hoy gozan: Miguel (papá) como gobernador del Estado hasta noviembre del 2018; Miguel (hijo) como alcalde de Boca del Río y aspirante a la gubernatura por el PAN en el 2018; Fernando (hijo) Senador con licencia y actual pre-candidato a la alcaldía de Veracruz, Pto.; Omar Yunes (hijo) empresario involucrado en los panamá-paper y de acuerdo a la investigación de Ignacio Rodríguez Reyna también propietario de la Planta de Ideas S.A. y Yandai S.A., “la razón social que en los años posteriores haría suya por 80 millones de pesos una docena de franquicias del restaurante Sushi Itto”.
Al asumir el mandato como gobernador, Yunes Linares, sin importarle un comino, mandó a despedir a más del 70 % de los trabajadores para el Estado, basificados o no, los echó a la calle y colocó a quienes sin experiencia pero serviles y fieles, le serian útiles.
Al igual que Duarte, Miguel se ha dedicado a colocar en los puestos de gobierno a quienes le son fieles y serviles, pese a que no reúnan lo necesario para desempeñar su función.
Al igual que Duarte y Fidel, Miguel Ángel pretende convertir el Congreso del Estado en un recinto de “meros tramites”, intentando tener el control y mantener dominado la legislatura para que se apruebe lo que el gobernador requiera en el momento que lo necesite.
Al igual que Fidel y Duarte, Yunes Linares responde a la prensa lo que “considera importante, mientras los temas latentes de inseguridad y violencia los evade y minimiza, idéntico a los tiempos de frutsis y pingüinos.
Al igual Miguel desde Palacio de Gobierno, se vaticina como un operador electoral para las contienda próxima y la del 2018, puesto que ahí están sus intereses, tanto personales, familiares y políticos.
Seguimos igual que hace dos años, en el Veracruz donde “nada pasa y nada sucede” mientras la ola de violencia atemoriza a más de cinco millones de Veracruz. Seguimos en el mismo Veracruz, nada más que pintado de Azul. |