Por eso, aquí le compartimos algunas de esas medidas obligatorias que escribió Guille & Mogdi para El Jueves:
1. Al llegar, sitúese en medio de la oficina con los brazos extendidos y pronuncie las palabras siguientes: “No temais, sofritas. Papá ya está en casa” (bueno, tal vez no tan agresivos y directos, pero de que ha visto a algún espécimen decir algo similar, se lo apostamos).
2. Salude al informático. Trátelo como si fuera un ser humano. Arrójele plátanos.
3. Diríjase a su mesa. Intente distinguir el ordenador de la cafetera. Tómese su tiempo. Un par de horas serán suficientes.
4. Trate de recordar la contraseña de su ordenar. Tómese su tiempo. Un par de semanas serán suficientes (y si no, en quince días llame al informático. Arrójele plátanos).
5. ¡Ni se le ocurra abrir su cuenta de correo! Hay demasiados mensajes acumulados. ¡Estallaría! Pida ayuda a un informático. Le costará un plátano.
6. A estas alturas, su jefe ya habrá observado que aún no ha empezado a trabajar. Tranquilo. Tome un montón de oficios y ordénelos durante media hora. Eso lo distraerá.
7. Ahora sí, póngase a trabajar. ¿Demasiadas tareas pendientes? No se agobie. Establezca una lista de prioridades. Primero actualice su Facebook, luego haga un chiste en Twitter, etc.
8. ¡Hora del almuerzo! Saque su bocadillo y exclame en voz alta: “¡Maldita sea! ¿Otra vez caviar de beluga? ¡Estoy harto”.
9. Vuelva a su mesa. Adopte una postura erguida. Sus ojos no deberían estar a menos de 50 cm del ordenador mientras echa la siesta.
10. Un atmósfera agradable en el trabajo evitará problemas psicológicos. Cree un ambiente cálido. Préndale fuego a la oficina y corran todos al bar más cercano. No es necesario avisar al informático. |