En 2003 coincidimos en Milenio el Portal donde se encargaba de los reportajes especiales. Era diligente, trabajadora y buena reportera... pero muy grilla. Esta forma de ser la llevaría años después (del 1 de diciembre de 2010 al 19 de febrero del 2014) a ganarse el mote de “La Vicegobernadora” por la influencia que ejerció sobre Javier Duarte de Ochoa.
Durante esa etapa, un aspirante a la gubernatura se reunió con varios periodistas a los que les dijo en confianza que lo apoyaran “y a todos nos va a ir bien”. A lo que Gina contestó con una frase que repetía obsesivamente frente a los políticos: “Si, para que nos saques de pobres”.
Pero el candidato resultó Fidel Herrera.
Inteligente pero más que nada astuta, Gina propuso al director de Milenio el Portal entrevistar a las esposas de los candidatos a lo que el director accedió. Para entrevistar a Rosa Borunda, esposa de Fidel Herrera, se valió de la amistad de ésta con Guadalupe Pabello que más que amiga, era hermana de la futura primera dama.
La entrevista se realizó en la residencia de los esposos Herrera-Borunda en Ciudad de México a donde Gina llegó en una Suburban último modelo facilitada por doña Rosa.
Rosa Borunda quedó lo que le sigue a fascinada con la entrevista y se hizo gran amiga de Gina a la que le propuso la jefatura de prensa en el DIF estatal, pero la periodista se negó: “Te puedo servir mejor como asesora de prensa”. Y fue asesora de prensa, aunque en realidad se convirtió en el poder tras el trono.
Desde esa oficina Gina hizo dos cosas: sacar de la lista de apoyos a varios de sus amigos reporteros y grillar a Guadalupe Pabello, que de ser la mejor amiga de la señora Borunda, salió de la vida de ésta.
Gracias a su presencia en el DIF, Gina entabló una buena relación con las esposas de los secretarios del Gabinete, pero a partir del 2009 estrechó esa relación con Karime Macías Tubilla, esposa del Secretario de Finanzas y Planeación, Javier Duarte de Ochoa quien se mencionaba como favorito a suceder a Fidel Herrera.
Fue Karime quien la propuso a su esposo Javier Duarte como responsable de medios en la campaña de éste, y de ahí pasó a la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado. (Algunos dicen que la propuso Fidel Herrera, pero no, Fidel no la soportaba y si la aguantó en el DIF fue por complacer a su esposa doña Rosa).
A partir del 1 de diciembre de 2010 y como titular de la CGCS, Gina sufrió una metamorfosis que sorprendió a todo mundo, principalmente a sus amigos a quienes comenzó a desconocer. Sus bienes muebles e inmuebles crecieron de manera descomunal al igual que sus cuentas bancarias y su guardarropa.
Es vox populi que es dueña de terrenos, restaurantes, edificios y estaciones de radio. Todo en tres años y dos meses.
Su poder llegó a ser tan grande que los secretarios del Gabinete le tenían más miedo a sus iras que a las del mismo gobernador.
A nombre de éste daba órdenes a los titulares de casi todas las dependencias oficiales. Eso sin contar con que mantuvo a raya a los medios de comunicación y dio cientos de millones de pesos a pasquineros que publicaban diariamente los boletines del Gobierno del Estado en las portadas de sus pasquines.
Como contraparte, no pocas veces amenazó a los directores que no eran afines a Duarte. Y a muchos les cumplió la amenaza.
No vaciló en recurrir a la grilla y al agravio para denostar a quien se atravesaba en su camino y para eso contó con el apoyo de su jefe.
En el camino fue dejando facturas por pagar y nunca se puso a pensar que un día alguien se las cobraría.
A mediados de febrero del 2014, la ruptura entre los medios de comunicación con el gobierno estatal, hicieron insostenible a Gina que presentó su renuncia a la Coordinación de Comunicación. Fue cuando se empezó a hablar de un mega desvío de recursos en esa dependencia.
“Los voy a extrañar”, dijo a los reporteros que la entrevistaron tras cederle la estafeta a Alberto Silva Ramos.
Pero no, nunca los extraño. Extrañó el poder que tenía y que echaba de menos en su oficina de la Fundación Colosio.
Ya con Duarte en plena fuga acusado de saqueo Gina recurrió al engaño: “Lo que vemos hoy nos sorprende a todos, incluso a los que trabajamos muy cerca de Javier. Me siento triste cuando veo estas cosas, se los confieso” dijo a los reporteros de Coatzacoalcos en noviembre del año anterior.
De acuerdo con sus cercanos Gina nunca pensó que la detendrían. “No debo nada; estoy limpia. A mi que me esculquen” les decía. Y lo mismo decía a los reporteros.
En las reuniones con las pocas amistades que aún conserva llegó a confesar lo irritante que era para ella perder. “Si bien es cierto que a nadie le gusta perder, a mi no sólo no me gusta; no lo soporto, me irrita perder”.
Pero este sábado, pasadas las 10 de la noche comenzó su calvario con su aprehensión y su traslado al Penal de Pacho Viejo. Un calvario largo, doloroso y muy solitario porque a Gina Domínguez Colío le tocó perder. Y de qué manera.
Epílogo
Gina es después de Javier Duarte, la funcionaria que más enemigos se granjeó y está cosechando lo que sembró. Basta asomarse a las redes sociales para ver el festín que están haciendo con su captura.
Vienen desafueros
Una fuente muy respetable y confiable, me dijo que hay un pacto entre los gobiernos estatal y federal para no moverle a los desafueros de varios diputados federales y locales hasta después del 4 de junio. El trámite de desafuero se hará incluso fast track, pero después de las elecciones y queden como queden el PRI y el PAN en Veracruz.
Al PRI nacional -me dijo la fuente-le importan un pito los diputados veracruzanos que están acusados de malversar recursos del erario y coludirse con empresas fantasma. Quieren sacudírselos cuando antes, pero si lo hacen en estos días los candidatos del PRI a las alcaldías no ganarán ninguna.
De ahí el pacto.
¿Qué gana el PAN con esto? Mucho. Irían a la cárcel varios peces gordos del duartismo.
¿Y qué gana el PRI? Mucho también. Se lavarán la cara y buscarán tener una mejor posición con miras al proceso electoral del 2018.
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