Ante la pregunta de un reportero de ¿Qué hace la CONAGUA para frenar la contaminación que producen los ingenios azucareros en el estado? Dijo que no se trata de un problema de contaminación sino de falta de cultura de la sociedad para tratar sus aguas.
O sea, olímpicamente el delegado modificó los principios de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, pues según él ya no se trata de que quién contamine pague y remedie, sino de que quien es contaminado debe tener la cultura necesaria para descontaminarse.
Si esta política -no patente de César Triana- es la que la CONAGUA ocupa, entonces ha sido cómplice de la catástrofe ambiental que hay en Veracruz y de que la mayoría de los ríos veracruzanos estén contaminados por descargas industriales y municipales. Si la responsabilidad es de la sociedad, como dijo hoy Triana, entonces la dependencia se habría convertido en la tapadera oficial de los agentes contaminadores.
Sería una tapadera oficial porque se ha dedicado por años a promover restricciones para el uso del agua que llevan -en este caso- los ingenios azucareros con los que ha firmado CONVENIOS sobre el tratamiento de desechos. Estos convenios con los ingenios debían ejecutarse desde el año 2000, sin que a la fecha se sepa nada de su cumplimiento.
Esta mañana quien esto escribe le preguntó al Maestro César Triana Ramírez por el tema y solo atinó a responder ‘espéreme unos días más, porque precisamente en breve empezaré a realizar visitas de supervisión a esas factorías y le comento cómo se encuentran”. O sea, lleva ocho meses en Veracruz y es la fecha que el que debe cuidar el agua de los veracruzanos todavía no supervisa a los mayores agentes contaminadores del Estado.
Delegados de la CONAGUA van y vienen y la respuesta es casi siempre la misma, dilatan las supervisiones y cuando las realizan en realidad no se fuerza a las empresas a cumplir con sus obligaciones legales.
Los más de 20 ingenios azucareros con los que cuenta Veracruz, por las malas prácticas solapadas por las autoridades, lo ubican como el principal contaminante de la atmósfera por el material particulado compuesto y gases efecto invernadero que las factorías expulsan al ambiente a través de sus chacuacos o chimeneas. Cierto, también nos ubican como el primer lugar nacional en la producción de caña de azúcar, pero ¿A qué costo?
A la fecha, la mayoría de ingenios en Veracruz vierten libremente y sin control alguno ese tipo de contaminantes encima de los veracruzanos que habitan en zonas aledañas. Y mientras, el Gobierno Federal se hace de la vista gorda inventando programas nacionales de Normalización como los de 2014, 2015 y 2016 que no se llevan a la práctica, pero que en teoría cuentan con mejoras regulatorias que difícilmente se ejecutan.
¿Para qué se necesitan técnicos letrados, súper cerebros y con tantos galardones, si las mentiras y evasiones las puede dar cualquier persona?
‘Desidia, ignorancia, corrupción y pasividad son los elementos que han originado la grave situación ambiental que hoy vive Veracruz’, este es el primer párrafo de la editorial de la Revista Ecología y ¿Desarrollo? Número 27, de julio de 1999. ¿Cómo ve? El diagnóstico no ha cambiado desde entonces… desafortunadamente. |