El poderoso grupo se adueñó del pastel por lo que los ortodoxos grandes empresarios, se vieron vulnerados y se agruparon cual hormigas para pelearle palmo a palmo las talegas de dinero que ofrece el sistema a los vencedores.
¡Faltaba más! Ni modo que la cúpula empresarial nacional y extranjera que opera en el país se iba a quedar con los brazos cruzados y se conformarían con las migajas que les tirara a su paso el clan mexica.
Fue así que la guerra comenzó desde el principio del gobierno de Peña Nieto.
El objetivo principal fue descubrir y exhibir ante la opinión pública los actos de corrupción en los que necesariamente tendría que ir cayendo el Presidente y su pequeño y selecto grupo de empresarios.
Fue así que, atónito, el pueblo mexicano se enteró del caso de la ‘Casita Blanca’ en la que se involucró como blanco especial a la propia primera dama del país, Angélica Rivera.
Con la soberbia en todo lo alto que da el poder, Peña Nieto no entendió el mensaje (como sí lo hizo el expresidente Vicente Fox cuando le documentaron y exhibieron el caso de las carísimas ‘toallas’ compradas para la residencia presidencial).
De ahí en adelante, en cuanta inversión multimillonaria quería meter las manos el Presidente y su selecto grupo de empresarios mexicas, el grupo de empresarios dolidos encontraba la manera de cuestionar, de exhibir, de potenciar la existencia de corrupción en ellas.
Alguien desde el anonimato buscó culpar al empresario Carlos Slim de ser el autor de esa campaña negra en contra de Los Pinos, debido a que desde el The New York Times, medio periodístico de peso mundial y del cual es socio el también dueño de Telmex, se potenciaban los sonados casos que olían a corrupción en el Sistema; pero los verdaderos autores permanecieron bajo las sombras.
Los golpes siguieron y se acumularon sin que Peña Nieto reaccionara.
Fue así como los actos de corrupción fueron apareciendo y ‘brotando como por arte de magia’ en medios nacionales y replicados hasta en los más pequeños rincones del país con tal precisión de datos y cifras que no le dejaban espacios al gobierno para replicar convincentemente los enriquecimientos ilícitos de gobernadores como Javier Duarte de Ochoa, César Duarte, Roberto Borge, Guillermo Padrés, los hermanos Rubén y Humberto Moreira, así como políticos del gabinete ampliado de Peña Nieto como Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI y ex titular de la CFE.
Pasaba el tiempo y no solo aparecían y se filtraban como la espuma los supuestos actos de corrupción de gobernadores aliados a Los Pinos, sino también se informó de los grandes negocios multimillonarios otorgados a empresarios nacionales como Luis Castillo Cervantes, Carlos Hank Rhon, Olegario Vázquez Raña, Juan Armando Hinojosa Cantú, Hipólito Gerard Rivero, Carlos Ruiz Sacristán, Juan Miguel Villar Mir, Emilio Azcárraga Jean, Carlos Slim Helú o Nicolás Mariscal Servitje; y a empresas extranjeras como las españolas OHL, Elecnor, Avanzia, Sacyr, Aldesa, Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles (CAF), Isolux, Sener o Infralux, así como la portuguesa Mota-Engil, la brasileña Odebrecht y la francesa Alstom.
Entre todas estas empresas y empresarios, según cálculos conservadores acumulados y publicados a través de diversos medios nacionales y extranjeros, Peña Nieto habría beneficiado con obras con más de un billón de pesos en los primeros 5 años del sexenio; datos fríos que jamás hubieran salido a la luz pública con tal precisión de no estar de por medio la fuerte pugna entre empresarios marginados y Los Pinos.
Fuertes e informados grupos ‘ciudadanos’ escudriñaron con lupa e increíble precisión los datos publicados a través de la Plataforma de Compranet, de organismos públicos de celosa privacidad e información reservada de la Secretaría de Hacienda Federal, SAT, FEPADE, PGR, Auditoría Superior de la Federación y del Instituto Mexicano para la Competitividad, entre otros, principalmente por investigadores profesionales y acuciosos reporteros respaldados y financiados por ONG’s como “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, cuyo presidente es nada más y nada menos que Claudio González Guajardo, hijo del poderoso empresario Claudio X González, curiosamente, uno de los principales empresarios multimillonarios marginados por Enrique Peña Nieto.
Portales como Animal Político, La Silla Rota, Sin embargo y otros más, se volvieron famosos en este sexenio por haber dado a conocer a nivel de primicias la podredumbre de corrupción sexenal, coincidentemente alimentados con evidencias de clasificación ultraconfidencial analizadas y respaldadas por la ONG de González Guajardo.
Y como dije antes, en los negocios y la política todo se llega a saber más tarde que temprano.
Ha trascendido en los sótanos y pasillos políticos que desde Los Pinos por fin descubrieron la mano de Claudio X González como el artífice de la guerra contra la corrupción de Los Pinos y el top ten de los gobernadores más corruptos del sexenio.
Tan fue así que en el Portal LaPoliticaOnline se publica hoy 22 de junio que en la última reunión de empresarios en Los Pinos el primer mandatario Peña Nieto increpó fuertemente al empresario Claudio X González por las actividades de la ONG de su hijo Claudio González Guajardo, a lo que el magnate de los negocios respondió que su hijo no tenía nada que ver con la suya y que el mandatario ‘no era quién para quejarse’. El grupo selecto de empresarios miraban atónicos el nivel de las diferencias.
Hoy, a unos cuántos días de la elección presidencial, se ve el tremendo boquete político que los empresarios marginados de la repartición del multimillonario pastel de Los Pinos le han causado al PRI y a su candidato José Antonio Meade Kuribreña.
Peña Nieto pensó con su totalitario poder quizá saber manejar la situación, lo que evidentemente no sucedió. El PRI está a días de abandonar Los Pinos.
Si al menos Peña Neto hubiera seguido el ejemplo de Vicente Fox, que con el mini escándalo mediático de las ‘carísimas’ toallas tuvo para negociar, o hubiera seguido el otro ejemplo del viejo líder magisterial Carlos Jongitud Barrios, que cuando de Los Pinos le pidieron dejar el SNTE o pelearse con Los Pinos, simplemente contestó: ‘díganle al Presidente que ahí está su sindicado, yo con una cachetada tengo’.
Pero Peña no entendió que el presidente de México aún en el Sistema presidencial no es el Rey y en el pecado está cargando su penitencia. |