De hecho, en el cuatrienio de Dante Delgado –quien había sucedido como gobernador sustituto a don Fernando Gutiérrez Barrios, al asumir éste la Secretaría de Gobernación en diciembre de 1988–, Pérez Villarreal recibió más apoyo del gobierno de Delgado Rannauro como presidente de la H. Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material de Xalapa que el alcalde Guillermo Zúñiga Martínez.
Precisamente de esa época data la donación de un amplio terreno que el gobierno del estado hizo para la construcción de las oficinas de la H. Junta de Mejoras de Xalapa, del cual sólo fue utilizado la tercera parte y el resto sigue siendo usufructuado hasta la fecha por Pérez Astorga para su empresa expendedora de neumáticos.
Si de veras el hijo de Pérez Villarreal aspira a cumplir el frustrado anhelo de su extinto padre, tendrá que resolver y deslindarse antes de la sucesión municipal de 2021 de esta embarazosa situación.
Pero también tiene otra piedra en el zapato: su cuñado “incómodo” Luis Palacios Macedo, un constructor muy desacreditado como presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa, ya que es señalado públicamente hasta por su propio gremio de haber sido cooptado por el gobernador Miguel Ángel Yunes para que formara parte del polémico Comité Ciudadano de Vigilancia y Seguimiento del Proceso de Entrega y Recepción de las Dependencias y Entidades de la Administración Pública 2016-2018, a cambio de contratos que el gobierno yunista le asignó por más de 70 millones de pesos durante este año a su Grupo Corporativo LUPAMA S.A. de C.V.
Sin embargo, en la siguiente elección, contará además la calificación que para ese entonces la ciudadanía le dé a la administración saliente del alcalde Hipólito Rodríguez, y a la del gobernador García Jiménez, ambos de MORENA, que ya estará a la mitad de su sexenio, igual que la del próximo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Habrá que ver dentro de tres años qué tan vigoroso se mantiene el “Efecto Peje”. |