Parece de cuento, pero los gobernantes de Veracruz prefieren esperar que los pobladores ribereños se estén ahogando para llevarles despensas, cobijas y otros víveres para pavonearse arremangados de los pantalones ante los medios, antes que tomar las medidas preventivas e invertir en dragados que evitarían lastimosos vía crucis anuales y que adicionalmente revivirían la pesca en el Estado.
Veracruz cuenta con 20 barras por las que desembocan al mar el 33% de los escurrimientos del país, de las cuales 16 tienen adosadas lagunas otrora productivas que por cuestiones naturales antes incubaban especies de gran importancia comercial.
Ha sido tal el olvido de los gobernantes que no solo las barras están azolvadas sino también las lagunas, como lo ha reconocido oficialmente el delegado federal de SEMARNAT en Veracruz, José Antonio González Azuara, quien al referirse a las lagunas de La Mancha y El Llano, dijo que antes eran ollas productivas pero hoy se han convertido en platos azolvados, derivado del gran cúmulo de sedimentos que tienen.
En esas lagunas se debían incubar las especies pesqueras que pueblan las costas y debían sostener también la vida de miles de pescadores. Es decir, la falta de dragados perjudica a los ribereños y a sus familias que cada año en las inundaciones pierden sus bienes y patrimonios y al mismo tiempo les cancelan las legítimas aspiraciones de una actividad económica rentable. Grave porque en Veracruz la población ribereña es la segunda en número solo detrás de Tamaulipas.
El potencial pesquero en Veracruz es de los más altos del Golfo de México, como para ser el primer lugar en Pesca del país. Sin embargo, está detrás de Yucatán, Campeche, Tamaulipas, Sonora y Baja California.
Hace años que ni la Federación ni el Gobierno del Estado les da mantenimiento ni invierte en el dragado de las barras y esteros.
Inacción que ha dado al traste con la pesca en Veracruz y ha condenado a la población ribereña a la angustia y desastres que producen las inundaciones.
Hace poco más de 20 años que en Veracruz no se dragan las barras y los esteros. En el vocabulario y prioridades de sus últimos gobernantes el tema de los dragados no existe porque han preferido construir obras de relumbrón político que les permite lavar dinero público para su beneficio. Y todavía han tenido el descaro de culpar a la naturaleza.
Al respecto, le comento la desesperanza para lo que viene, pues este tema vital y prioritario tampoco parece ser parte del trabajo que ha considerado hacer Cuitláhuac García Jiménez, próximo gobernador de Veracruz. | 
