Si el Ejercito hubiera actuado en el infierno de Tlahuelilpan, Hidalgo -cómo hoy exigen partidos políticos de oposición y resaltan algunos medios-, hubiera impactado directamente en la creación de la famosa Guardia Nacional.
La decisión de que no actuara el Ejército -se ha confesado-, es una decisión presidencial tras la promesa de que el Ejército no reprimirá al Pueblo.
Y está bien, nadie desea eso, nadie desea otro México 68’, pero el Gobierno Federal debiera diferenciar bien y decidir en consecuencia cuándo se trata de represión y cuándo de hacer cumplir la ley. Y más cuando se trate de emergencias y peligros inminentes para salvar vidas humanas como se vio durante varias horas podría ocurrir en Hidalgo.
Tanto en PEMEX como en el Gobierno Federal no fueron capaces de ver lo que miles de mexicanos supusieron y temían sucedería al ver el tamaño del géiser de gasolina y los cientos de personas que temeraria e irresponsablemente se bañaban y fumaban al pie de éste. ¿Acaso los expertos en PEMEX y las autoridades de Protección Civil no sabían que con cualquier rose de ropas de tantas personas que corrían y llenaban sus recipientes con gasolina podría venir una explosión como la que fatídicamente se dio?
A eso me refiero, se necesita que le pongan talento, que se decidan a hacer bien las cosas o mejor que dejen las cosas como están hasta que hayan sopesado bien los riesgos y los costos para enfrentar a quienes tanto daño le hacen a la Nación.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha hablado de sabotaje. Uno y otro sabotaje en los ductos de hidrocarburos se han repetido ya con fuertes costos y repercusiones para el pueblo y la economía. Han costado vidas humanas, han golpeado el trabajo, la producción y amenazan la estabilidad política y social.
No se trata de cosa menor, hablar de sabotaje implica una intencionalidad, el crimen organizado está respondiendo a las medidas y propósitos del Gobierno que lo amenazan, tal y como debió esperarse ya que no podría ser de otra manera.
Ahora se debe pensar hasta dónde van a llegar uno y otro contendiente. ¿Cuántas vidas humanas se perderán todavía? ¿Cuándo retomará el rumbo hacia el necesario y urgente crecimiento de la economía? ¿Cuándo se podrá descansar de la inseguridad?
El pueblo tiene derecho a saber “¿Hasta cuándo?” y a evaluar qué es lo que más conviene; decidir en consecuencia.
Y no se trata de recomendar aquí retirada ni mucho menos, pero el Gobierno Federal tiene la obligación de medir sus fuerzas con honestidad y verdad, no puede llevar al pueblo hacia un sacrificio sin esperanzas y lastimar la economía.
@frlicona |