“Que vaya un representante de la CNDH a cada retén, refriega, patrullajes de noche y madrugada, operativo, a la sierra y a los constantes combates contra sicarios y narcos. Esto con el fin de que dejen de juzgar nuestra manera de actuar y se pongan en nuestro lugar para que vean que no es lo mismo hablar y criticar en la comodidad de su escritorio, que ir a partirse la madre con personas que en verdad carecen de humanidad.
“A dichos representantes se les suministrará un chaleco antibalas y un casco, así como a los reporteros de guerra que viven y documentan en carne propia los conflictos bélicos en diferentes lugares en guerra.
“Comparte para que se apoye esta sugerencia”.
De entrada, la postura del mensaje ha ganado adeptos, sobre todo después del llamado que hizo la CNDH al Ejército por su pasividad en los sucesos de la explosión del ducto en Hidalgo, y también por los comentarios de López Obrador en el sentido de minimizar la llamada de atención de la CNDH.
Pero no nos confundamos, el que el Ejército y sus soldados se encuadren en el respeto a los Derechos Humanos y las prácticas policiales es la columna vertebral de la suspicacia generada alrededor de la creación de la Guardia Nacional.
¡No! No es una guerra entre CNDH y Ejército, pero si lo fuera en todo momento se debería privilegiar a la CNDH, sin la cual, el “pueblo sabio” estaría indefenso.
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