El histórico Juicio Político contra Winckler es un circo, un arrabal de llantos, insultos, quejas y feroces mordidas

Hay tantos temas calientes en la política jarocha que los cafés se enfrían esperando el siguiente sorbo. 

A pesar del frío, las gruesas paredes del Congreso están más calientes que en mayo, pues los diputados panistas ya no saben ni para dónde correr ni ante quién quejarse. Y es que la aplanadora de Morena los trae locos de tanto puyazo que les meten. 

Este miércoles de plano casi querían llorar de impotencia cuando les fue negado el acceso al Salón Venustiano Carranza donde se ventilaba la primera audiencia de pruebas y alegatos en el proceso de juicio político del Fiscal Jorge Winckler. 

Con decirle que ni al diputado Sergio Hernández, líder de la bancada del PAN dejaron pasar.

El personal de seguridad, con una desconocida fuerza de gorilas y caninas, se puso macho y no dejaron entrar a nadie que no tuviera algo que ver con la audiencia. Incluso a un abogado del equipo de Jorge Reyes Peralta le dieron una tremenda mordida en un brazo que de inmediato le inyectaron una antitetánica ampolleta.

Y pueden tener razón en no dejar pasar a la prensa, pero, ¿A los diputados? No manchen. 

Canillazos para el diputado Rubén Ríos, presidente de la Comisión de la Comisión Instructora por causar tanto alboroto, y canillazos para el Congreso en general, pues en lugar de estar llevando de forma aséptica este histórico Juicio Político, están permitiendo que todo sea un circo y arrabal.