Lo que está pasando en Coatzacoalcos ya se ha vuelto una muy mala costumbre. A la hora que a los pobladores de Yuribia, en lejano municipio de Tatahuicapan, se les antoja le cierran la llave a las tuberías que surten de agua potable al ex Puerto México.
Eso, además de ser un daño a la población, se ha convertido en una verdadera afrenta a la autoridad y al estado de derecho.
Una y otra vez la misma historia, se negocia y se ‘desnegocia’ con los mismos resultados. Coatzacoalcos termina como rehén de abusivos líderes que creen que el agua es suya y tienen el derecho de mantener cautivos a esa ciudad tan importante de Veracruz.
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