El Artículo 49 de la Constitución Política local es muy claro en su inciso XIV sobre las atribuciones del gobernador: “Nombrar y remover libremente a los servidores públicos de la administración pública, cuyo nombramiento o remoción no estén determinados en otra forma por esta Constitución y por las leyes, incluyendo al Contralor General del Estado.”
En ninguna línea dice que esa facultad podrá ser delegada en el secretario de Gobierno, eso por cuanto hace al terreno legal, mientras que políticamente, si Patrocinio fuera un profesional de la política, al menos tantito político, sabría muy bien que el poder no se comparte.
En ocasiones, escuchándolo, leyendo sus declaraciones a la prensa o sus mensajes en sus cuentas de Twitter o de Facebook he llegado a creer lo que se dice: que en realidad es bajacaliforniano aunque se hace pasar como cuenqueño oriundo de Otatitlán para justificar su inclusión en el gobierno del Estado.
Mi duda sobre su verdadero origen se funda en que en Veracruz hasta el más novato aficionado sabe de política y sabe hacer política, comportarse políticamente, al grado que esta actividad llega a ser considerada como un deporte al que todos se dedican.
Creo que su proceder no está guiado por la mala fe, pero es obvio que entonces actúa por desconocimiento de las elementales reglas no escritas de la política, de las que sí están escritas y por la falta de tacto, lo cual es grave porque no se da cuenta y no mide el daño que le causa al gobernador al hacerlo parecer como quien no tiene ningún control sobre sus colaboradores por lo cual cada quien hace y dice lo que quiere, como en su caso, es decir, que no manda o que no sabe mandar.
A finales del año pasado dejó constancia de no saber conducirse en forma institucional cuando también se dedicó a realizar funciones que correspondían al alcalde de Xalapa, en franca violación a la ley del municipio libre, dejando al presidente municipal ante sus representados prácticamente como un incapaz, que solo lo salvó de un buen enfrentamiento político el hecho de que Hipólito Rodríguez tampoco sabe nada de política.
Don Eric hizo ahora su declaración al ser cuestionado por la prensa sobre la presunta compra irregular de medicamentos, y no perdió la oportunidad de quedarse callado, e incluso se tomó su confiancita; vio burro y se le ofreció viaje, pues.
Luego de que respondió que se investigaría y que si resultan responsables se irán, soltó: “Siempre va a haber cambios, el gobierno es como la familia, hay buenos y malos. Vamos a depurar; cuando la cabeza está limpia, lo demás se va a limpiar”.
¿Vamos, Kimosabi? Conforme a sus facultades, seguramente el gobernador lo va a hacer cuando lo crea conveniente, debió haber dicho con todo respeto para su jefe y dándole su lugar. Pero no, no aprende ni va a aprender. Lleva ya seis meses en el cargo y no da muestras de mejoría.
¿Habrá leído alguna vez la Constitución local? ¿Sabe cuáles son las atribuciones legales que tiene? ¿Alguien le habrá dicho ya lo que es políticamente correcto en un subordinado del Ejecutivo? ¿Tiene idea de que ni al presidente ni al gobernador, cada uno en su ámbito, se les rebasa ni por la izquierda ni por la derecha, ni por arriba ni por abajo?
¿Está consciente que como subordinado a él lo alcanza el espíritu del Artículo 49, que no tiene ninguna facultad para cesar a nadie de la administración pública estatal pero el gobernador sí puede removerlo si quiere, y por lo tanto él debió haberse puesto a la cabeza de los candidatos a irse en una depuración, cuando Cuitláhuac García decida hacer una limpia (y cuidado que por Veracruz hace mucha falta)? |