Cuando lo intenté por primera vez, me sorprendió lo fácil que fue. Quizá coordinar mis manos fue lo más complicado, pero leer los patrones resultó inesperadamente simple.
Para hacerlo, necesitas poner toda tu atención en ello. Quizá por eso se diga que es el yoga del siglo XXI, porque requiere de cierto control en tus manos, pero también en tu mente.
La única diferencia de tejer con ganchillo o hacer crochet es la herramienta que usas. Mientras que tejer implica usar dos agujas, el crochet usa un ganchillo y tus manos.
Con el crochet puedes hacer lo mismo que con las agujas: suéteres, bufandas, guantes; pero también tapetes, mandalas, o cualquier otro proyecto que se pueda patronar con puntadas, ganchillo y estambre.
Tejer con ganchillo solo implica seguir las direcciones del patrón y usar un poco de las matemáticas básicas que ya sabes. Y entonces, las repeticiones en los movimientos hacen la magia.
Porque este pasatiempo en el que repites la misma tarea durante un tiempo prolongado puede hacerte llegar a un punto de relajación completa.
Y esto no solo es bueno para su cerebro, sino que también lo es para tu corazón.
En varios estudios ya se han dado muestras de sus beneficios: la clínica Mayo, en Minnesota, reveló que ya sea que tejas con agujas o crochet, las personas que lo hacen tienen 40 por ciento menos probabilidad de padecer demencia.
Así que estabas en busca de un pasatiempo este año, quizá el crochet es el ideal para ti, tu ansiedad y tu necesidad de hacer algo con las manos.
Si no sabes dónde aprenderlo, en el centro de la Ciudad de México existen lugares donde se ofrecen clases o también colectivos que realizan talleres, como B'ochú Estudio Textil.
Si ya conoces la técnica y te gustaría realizar un proyecto moderno, Molla Mills, una de las crocheteras más famosas, estará en México este 9 de febrero y podrías unirte a ella para hacer una bolsita muy coqueta.
Con información de ActitudFem. |