AMLO tenía el escenario perfecto para hacer un gran llamado nacional a la unidad, al cuidado del empleo, al apoyo hacia los empresarios, a generar condiciones dirigidas para que la gente pueda quedarse en casa sin salir a traer dinero, y así, contener aún más la propagación del Covid-19. Se negó.
Lopez Obrador desechó el otro documento, el que estaba “menos peor”, o cuando menos, el que traía algunas líneas de acción. Prefirió el filosófico, el que prácticamente podía entrar o caber en cualquier época del año, como si no estuviéramos en plena Emergencia Sanitaria.
Se trató de un mensaje sin algo nuevo, que dejó más preguntas que certidumbre en la gente. AMLO habló como si nuestro país tuviera una simple gripe o influenza estacional, más no Covid-19.
Las diferencias al interior del equipo de AMLO crecen, y la admiración que varios de sus colaboradores le han tenido por años está mermada. “Lo peor es que Andrés Manuel cree que de verdad presentó un Plan al decir que eliminaba los aguinaldos, lo único que hizo fue generar incomodidades y corajes, todos trabajamos para subsistir”, me comentan.
Este domingo se nos fueron dos horas: la del cambio de horario, y la que ocupó AMLO.
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