El dengue se caracteriza por fiebres altas y ataque al estado general de salud, en cambio, el COVID-19 puede tener ausencia de fiebre y no se han referido los dolores musculares, como articulares, tan agudos como con el dengue.
Actualmente no existe evidencia que el SARS-Cov2 infecte a huéspedes ajenos al ser humano, por lo que para contagiarse es necesario tener contacto directo con las partículas respiratorias emitidas por otra persona u objetos inertes con secreciones del portador; por lo que no hay ningún riesgo de infección al recibir una picadura de mosquito.
Para prevenir la propagación del dengue durante la emergencia sanitaria, se deben eliminar los potenciales criaderos de las casas, como: recipientes que contengan agua limpia y no se usen, macetas, llantas, bebederos de mascotas y demás objetos que sean acumuladores de agua, además de descacharrizar.
Se debe tener en cuenta que el 1 de junio inició oficialmente la temporada de huracanes, que se extiende hasta el mes de noviembre, y que favorece el desarrollo del mosquito Aedes, debido al incremento de lluvia.
Por último, apuntó el especialista que se deben seguir las recomendaciones de las autoridades de salud, tomar muchos líquidos y evitar automedicarse. |