Quizá sea muy preparado el señor Roberto Ramos Alor, pero en materia de sensibilidad ha dejado mucho qué desear. Dice un dicho que el que se enoja pierde y eso es lo que le ha pasado al titular de Salud en Veracruz. Se enoja sin entender que no todos piensan igual y que como servidor público no debe enojarse sino explicar y fundamentar su trabajo con hechos, con cifras y sobre todo con educación.
Sin más, esto es parte de lo que escribe aquí este día el periodista Raymundo Jiménez García:
“Al que le fue como en feria durante y después de su comparecencia ante el Congreso local fue al secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, por el tono misógino con que respondió a los cuestionamientos, que en forma muy respetuosa y bien sustentados le hizo la diputada priista Anilú Ingram”.
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