La lucha por el poder parece ser que en México cada día se salido de la institucionalidad y los cauces de entendimiento político con el aporte de caos que producen las células criminales a las que se les ha permitido crecer y participar en la vida política como jamás se había visto.
Como resultado, hoy el pasto en México se ve cada día más seco, contaminado y caliente muy parecido a lo que sucede en Perú y Brasil.
En Perú, por ejemplo, las protestas arrecian y parecen no tener fin a pesar de que ya se han acumulado decenas de muertes por la represión en contra de los seguidores de su depuesto presidente Pedro Castillo y no se ven signos de que el resultado sea en favor de la democracia y de los deseos universales de paz.
En Brasil, el expresidente Jair Messias Bolsonaro ? quién dejó el cargo el pasado 1 de enero, busca impedir por cualquier medio impedir que el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva gobierne como constitucionalmente debería.
La información que surge de ese país es que el bolsonarismo se ha convertido en una pesadilla, pues desde Florida, donde ahora radica el expresidente Jair Bolsonaro, se convoca abierta y públicamente a masivas marchas de protesta en varias capitales de Brasil con el argumento de que el resultado electoral que dio a Lula la presidencia es ilegal.
Está comprobado en videos públicos que Jair Bolsonaro desde Florida en los Estados Unidos financia y enardece a sus seguidores con la idea de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, "no fue elegido por el pueblo".
La tensión política y de violencia se complica la vida política de Perú y de Brasil, lo penoso es que en México no faltan aquellos que también le apuestan a que pase algo similar ante la falta de ideas en los partidos políticos que en lugar de reconocer su oprobioso pasado y remendarlos le apuestan a la mentira y a la denostación para ganar adeptos.
¡Cuidado México! El tema no es menor y se debería dejar de abonar por el incendio del país y buscar los caminos del diálogo y el entendimiento racional. |