Aquí viene otra paradoja: se cree que Luis Donaldo hijo puede ser un buen Presidente porque hay la certeza de que su padre pudo haber sido un buen Presidente. Sí, buenos deseos, fe y esperanza, que mucho de eso tiene el voto ciudadano.
Sin querer o queriendo, los colosistas (los viejos y los nuevos) han atribuido al hoy alcalde de Monterrey, el ADN político de su padre por la sencilla razón de que éste decidió incursionar en la política… ¿y si Mariana Colosio Riojas igual lo hubiera hecho, tendría las mismas “cualidades” del padre que el colectivo le heredó a su hermano?
Luis Donaldo Colosio Riojas, al final, tiene cuatro puntos que hay que reconocerle:
El primero, su decisión de incursionar en la política…
El segundo, no hacerlo por el PRI…
El tercero, un apellido que políticamente le da una marca para competir…
El cuarto, llegar a donde está con trabajo, con esfuerzo, y con votos, ganados a pulso, en las urnas…
II
Aquí en Veracruz, no falta quienes quieran replicar a “Colosio” en la figura de Javier Herrera Borunda al querer atribuirle el “ADN político” de su padre, Fidel Herrera Beltrán… los fidelistas la aplican de manera simplista: si el padre fue bueno, el hijo también…
Ahora que si comparamos los cuatro puntos de Luis Donaldo con Javier, hay coincidencias…
En el primero: la decisión de incursionar en la política…
Igual en el segundo: no hacerlo por el PRI…
También en el tercero: un apellido que políticamente le da una marca para competir, al menos en Veracruz…
Pero en el cuarto, ahí torció el rabo la marrana: “llegar a donde está con trabajo, con esfuerzo, y con votos, ganados a pulso, en las urnas…”; ahí nomás no.
Y si bien hay similitud en las tres primeras, las circunstancias son tan abismales entre uno y otro que bien se podría decir que Javier tiene “cirugía plástica política” o en otras palabras, ni a “Sorullo” llega.
(COLUMNA “LOS POLÍTICOS”) |