Es en esos cambios de barajitas donde los candidatos podrán basar gran parte de su triunfo. Pero, en esa guerra de robo de líderes, sería bueno preguntarse, ¿Quién se está llevando la mejor tajada del pastel?
Un alcalde tiene la facilidad de platicar con agentes municipales, con líderes de colonias, con líderes naturales, y en general, tienen la mayor facilidad para moverse en zonas agrestes.
Rocío Nahle, al término de la precampaña, había sumado a su causa una docena de alcaldes de extracción priista, panista o perredistas por igual.
A su proyecto sumó a los alcaldes de Huayacocotla; Uxpanapa; Tamalín; Zontecomatlán; Chinampa de Gorostiza; Mecatlán; Úrsulo Galván; Soteapan; Tihuatlán; y Tatahuicapan.
Minimizar estas adhesiones con el argumento de que representan un minúsculo porcentaje de la población, es insulso e infantil.
Pepe Yunes, por su parte, también ha aglutinado liderazgos identificados con MORENA, pero, ¿Tienen el mismo peso específico que un alcalde?
Faltan poco más de tres meses para la elección y seguramente veremos un chapulineo intenso. Quien logre captar a la mayor parte de esos chapulines, puede apostarlo, tendrá mayores probabilidades de alzarse con el triunfo. |