Quizá ya no sea relevante de qué partidos han sido los candidatos sacrificados, los hay de todos los partidos y todos colores, ninguno se salvó, todos los partidos sufrieron por igual.
Empezamos con la tragedia del día. José Alfredo Cabrera Barrientos, candidato por el PRIAN a la alcaldía de Coyuca de Benítez, Guerrero, fue asesinado en el mero cierre de campaña, ante cientos de simpatizantes y, como ha sucedido en otros eventos de muerte, dos simpatizantes lo acompañarán en el viaje de no retorno. Todo fue un caos, según se aprecia en videos que circulan en redes sociales y las crónicas de periodistas locales compartidas a comunicadores de medios nacionales que trasmitieron casi en tiempo real la escena.
Pero eso no ha sido todo en las últimas 40 horas. También fue asesinado a balazos en el interior de su negocio Ricardo Arizmendi Reynoso, candidato suplente a la presidencia municipal de Cuautla, Morelos.
En Jalisco se registró otro hecho delictivo en el que fue agredido en su propio domicilio el candidato de MORENA a la alcaldía de Encarnación de Díaz, Gilberto Palomar González y dos personas más.
Lo anterior, sin contar y dar detalles de las muertes en el actual proceso electoral de Lucero López Maza en Chiapas.
Se reportó también este mismo mes del asesinato en pleno mitin político de Pedro, padre de Saúl Trejo, quien aspira a ser alcalde de Tarimoro por MORENA, en Guanajuato.
En Chiapas la autoridad electoral local reporta que en los últimos cuatro días de campaña se han registrado 15 asesinatos políticos, entre ellos el de Nicolás Noriega, quien aspiraba gobernar el municipio de Mapastepec y junto con él cayeron ahí mismo 5 integrantes de su equipo de campaña.
En abril asesinaron a Noé Ramos, quien aspiraba gobernar por la coalición “Fuerza y Corazón por Tamaulipas”, el municipio del Mante. Él fue asesinado a puñaladas en uno de sus recorridos casa por casa mientras platicaba con simpatizantes.
También fue asesinado en abril, Alberto Antonio García, candidato de MORENA a la alcaldía de San José Independencia, Oaxaca. Primero él y su esposa fueron reportados como desaparecidos y posteriormente él fue encontrado muerto; su esposa fue rescatada en la Isla Cerro Arena.
En abril también fue asesinada a balazos al finalizar un mitin político la candidata Gisela Gaytán, aspirante a gobernar Celaya, Guanajuato, por MORENA.
Otro asesinato político en mayo fue el del militante del PRI de nombre Aníbal Zúñiga, quien competía por la regiduría de Coyuca de Benítez, Guerrero. Aníbal era hijo del exdiputado federal priista Efraín Zúñiga Galeana.
En marzo se reportó muerto el candidato a alcalde por Acatzingo, Puebla, por MORENA, cuando se encontraba atendiendo su lote de automóviles.
También en marzo asesinaron -mientras hacía su recorrido a pie casa por casa para ganar adeptos- a Alfredo González Díaz, candidato por el PT a la alcaldía de Atoyac de Álvarez en Guerrero.
El 16 de mayo pasado fue asesinado Santos Moreno Cabada, candidato a regidor del municipio de Choix por el PRI, en Sinaloa. Santos era gobernador tradicional del pueblo originario Yoreme-Mayo y fue encontrado muerto por un disparo en el abdomen.
Y como ellos, varios más.
Por lo anterior la estadística es ya tan abundante que no les falta razón a los que ya califican el actual proceso electoral como el más sangriento y violento de la historia.
Se hacen votos para que el próximo domingo no ocurran más desgracias en las urnas.
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