¿Y si fuera al revés? ¿Si la distribución de las diputaciones hubiera beneficiado a los hombres y no como ahora que benefició a las mujeres? 

Lo que se evidencia en los órganos electorales y en las asociaciones que buscan la “paridad”, es que no están conformes cuando hay paridad en algunos casos, y están muy a gusto cuando le afecta a los hombres. 

Sin embargo, las asociaciones femeniles o los órganos electorales no tienen la culpa de eso, finalmente es como dicen “hágase tu voluntad en los bueyes de mi compadre”. ¿Quién tiene la culpa de que no haya una distribución equitativa en los diputados del Congreso Local? ¡Los políticos! ¡Los hombres! 

¿Qué esperan los grillos que solo actúan de acuerdo a lo políticamente correcto? Nadie va a luchar sus batallas, ninguna mujer debe luchar por sus derechos, mal se verían. 

Los que se ven mal son los líderes partidistas, los representantes en los órganos electorales, los diputados electos y los salientes, en general, todos los hombres que tienen voz y voto que hoy agachan la mirada y no están dispuestos a exigir la “paridad”. 

Son luchas que no deben verse en el marco de lo “políticamente correcto”. Deben encuadrarse en la paridad solamente, ni más ni menos. 

No se trata de escamotearle espacios a las mujeres. Ellas valientemente han luchado por ganarse espacios y su lucha les ha dado frutos, sin que esto implique que su misión está cumplida. 

Y de ninguna forma se trata de una confrontación de géneros. Se trata solamente de que si el quid del asunto es una repartición equitativa… que sea equitativo y nada más. 

Muy bien por las mujeres y las políticas que han logrado mucho y que todavía siguen y seguirán en pie de lucha. Se lo merecen y se han ganado sus espacios. 

Muy mal por los hombres que agachan la mirada y encogen los hombros esperando que la providencia luche sus batallas.