VAN CORRIENDO los últimos días del año y la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, no se preocupa por lo que viene, pues aun cuando sabe que tiene un compromiso en seis meses, aproximadamente, no busca el acercamiento con las bases, pues la actividad que realiza en estos momentos es visitar a los dirigentes regionales, no del propio partido, sino de las organizaciones sindicales y grupos afines que todavía se encuentran dentro del tricolor.
Lo que espera la dirigencia estatal, encabezada por Adolfo Ramírez Arana, es lograr puestos de segunda y tercera posición en los ayuntamientos veracruzanas, sin aspirar, porque no puede o no quiere, que el PRI tenga una buena cantidad de alcaldías a su favor en las próximas elecciones.
Hay pobreza política en quienes representan al tricolor, es decir, de lo que queda de esta importante organización, tanto que solamente se preocupan porque les lleguen puntualmente las prerrogativas de las cuales viven y han vivido siempre.
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No se ve que busquen apuntalamiento en los sectores políticos del Estado y menos en quienes pueden ser factores de aglutinamiento político, porque, la verdad de las cosas, no hay plena voluntad, ni conocimiento político del Estado, así como un profundo interés para fortalecer las bases que le quedan al partido y aspirar a tener posiciones relevantes como son el mayor número de presidencias municipales. La flojera se les ve por todas partes a los dirigentes estatales y creen que solamente con visitar a los dirigentes de trabajadores, tienen todo solucionado, cuando en realidad, lo que se requiere es trabajo directo con las bases y los propios militantes para obtener resultados positivos.
(DE LA COLUMNA "LÍNEA POLÍTICA")
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