El discurso continuará siendo el mismo: los que están en el movimiento no deberían servirse del poder para comprar millonarias propiedades. Es, simple y sencillamente, incongruente y ofensivo, más aún para aquellos que siempre se ufanaron de vivir y seguir así por siempre, insertados en la austeridad.
En Palacio Nacional no comulgan con los dichos de Noroña (ni con la forma en que el senador se ha defendido), ante las críticas por su casa de 12 millones de pesos, pues lo que más le pesa es lo que él mismo sostuvo por años (que está grabado y corre por redes), cuando incluso dijo que nunca viajaría ni en categoría “premium” de Volaris, porque iba “contra las políticas de la austeridad”.
El peor enemigo de Noroña no es todo aquel (o aquella) que hoy le critica su “clase ejecutiva” para viajar a Europa, el adversario más cruel de Noroña es justamente él mismo, con lo que ha dicho en distintos momentos de su vida, cuando hasta exhortó a no pagar impuestos para no financiar lujos en los viajes de los neoliberales. Qué ironía.
El némesis de Noroña es el propio Noroña, el que ahora dice que “no tiene obligación de ser austero”. Y, aunque ya se va de la presidencia del senado y perderá algunas canonjías, seguirá formando parte de Morena y continuará fiel a su estilo, guste o no a muchos en Palacio Nacional. A ver si no le pasan “factura” más adelante.
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.
X: @aaguirre_g
(COLUMNA "AL RESPECTO") |