Desde esa responsabilidad, el senador veracruzano estuvo involucrado en el diseño del dictamen y la votación en el pleno de la iniciativa de reforma a la Ley de Amparo. Fue él -por instrucciones, dicen, de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez- quien agregó a ese dictamen, de último momento, el artículo transitorio en el que se daba retroactividad a dicha reforma.
Sabían que ese agregado generaría una actitud generalizada de repudio, incluso entre los mismos senadores de Morena, pero en realidad poco les importaba: lo que pretendían -y lo lograron- era centrar el debate en ese tema, con lo que podrían pasar el resto de la reforma sin grandes problemas.
Como ellos mismos lo anticiparon, Claudia Sheinbaum se manifestó en contra de ese artículo transitorio que, aunque fue aprobado en la Cámara Alta, será rechazado en la Cámara de Diputados, mientras que todas las otras modificaciones (incluidas las que tienen que ver con el debate sobre el “interés legítimo”) quedarán plasmadas en la Carta Magna.
Con esa función encargada a Manuel Huerta, quedó demostrado de qué lado están sus lealtades y los operadores políticos de Rocío Nahle (los que le heredó Cuitláhuac García) han aprovechado la coyuntura para pintar al senador como un “traidor”.
Uno de ellos, el dirigente estatal Esteban Ramírez Zepeta, ya mostró que dejó de interesarle el debate con Huerta y ahora su objetivo es el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano (MC), Luis Carbonell de la hoz.
El dirigente naranja acusó al gobierno de Veracruz de “hundir” al estado en una corrupción desbordada y un engaño sistemático a la ciudadanía.
Carbonell retomó los datos que presentó el Orfis sobre la revisión a la Cuenta Pública 2024 y advirtió que en un solo año se detectó un daño patrimonial superior a los 830 millones de pesos en 40 de las 41 dependencias auditadas.
“Ese es el nivel de la corrupción imperante en Veracruz”, sentenció.
Ramírez Zepeta se quiso colgar la “medalla” de salir a defender a su movimiento y acusó a MC de ser un partido que “se llenó de delincuentes”.
El revire hubiera sido -quizá- muy atinado, si no fuera porque el propio Esteban Ramírez Zepeta formó parte de la administración estatal que encabezó Cuitláhuac García y, por lo tanto, carece de legitimidad para hablar de delincuentes, cuando él mismo formó parte de aquella banda.
Está claro que las verdaderas batallas de Morena están en sus propias filas.
filivargas@gmail.com
(DE LA COLUMNA "PUNTO DE VISTA")
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