Recordará Usted cuando con bombo y platillos Agustín Carstens anunció un incremento histórico de 80 a 89 pesos. Se tiraron cohetes y se aplaudió el compromiso social con los que menos tienen. Se consideró como un gran pacto y los empresarios hicieron mutis.
De aquellos tiempos en los que se subían unos cuantos pesos por año, ya ha pasado mucha agua debajo del puente y ahora se podría rondar los 300 pesos diarios.
El problema es que según especialistas, en aquellos tiempos un incremento marginal no afectaba tanto, pero el incrementar los salarios mínimos constantemente también puede afectar.
En principio consideran que todo se encarece pues las empresas tienen que pagar más y eso aumenta sus costos. La solución ha sido subir los precios cuando se ha podido, en lo que no tiene controlado el Gobierno dentro de la Canasta Básica.
Sin embargo, los productos de la Canasta Básica que entraron en una especie de pacto para mantener sus costos, solo se consideran en sus precios de los supermercados y tiendas de autoservicio, por lo que esos mismos productos a los minoristas, no les está resultando ponerlos a precios competitivos.
Así, los empresarios no han subido el precio, pero le han pellizcado al consumidor de una forma grosera en el “gramaje”. Las porciones son menores, los pesos netos también y aunque en “costo” se mantenga, los productos rinden menos.
Tan solo en el 2024, de acuerdo con las cifras de la ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) del Inegi, se gastó 10% más en comparación con el 2023 para la compra de comida, y no es que el mexicano esté comiendo más, es que todo ha subido sobre todo por el encarecimiento de los productos agropecuarios.
Estamos por volver a los antiguos años en los que comer carne era un lujo, pues 4 de cada 10 pesos se gastan en carne, pescado, pollo, lácteos y otros productos de origen animal. La proteína está por las nubes.
Pero no solo lo anterior provoca el incremento al Salario Mínimo, sino que se frena el empleo pues al costar más la mano de obra, los empresarios contratan menos; y otro factor es el “efecto faro”, y esto es que cuando los que no están en salarios mínimos ven que otros ganan más, ellos también piden incrementos.
Mientras el gobierno siga manteniendo los pactos en los precios de la Canasta Básica; mientras el Banxico siga bajando las Tasas de Referencia y haya más circulante; mientras los programas de apoyos sociales continúen; mientras haya, por tanto, dinero en los bolsillos, la economía seguirá a flote.
Pero muchos se preguntan si es la mejor opción a largo plazo. Para largo plazo hay quienes sostienen que se debe invertir en tecnología, mejorar la educación y aumentar la participación laboral de las mujeres.
Mientras tanto, las cifras permanecen bien, no se puede negar. Los datos son duros y los números fríos, pero ¿Hasta cuándo?
Lo que pueda venir, vendrá y ya alguien se encargará de enderezarlo, pero por lo pronto, es justo que los trabajadores dejen de ser la carne de cañón para la estabilidad.
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(COLUMNA "POLÍTICA AL DÍA") |