SE ENTIENDE que las relaciones diplomáticas entre México, y el país vecino de los Estados Unidos, se encuentran seriamente deterioradas, debido, sobre todo, a la actitud asumida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien caprichosamente, como ha sido toda su política en su mandato de dos años y casi dos meses, no aceptó, en principio, reconocer la victoria electoral de Joe Biden, quien toma posesión de su cargo en este día veinte de enero, como está previsto en la constitución de aquél país, obedeciendo, casi ciegamente, las instrucciones del ahora ex Presidente Donald Trump, de quien ha manifestado ser su amigo, aunque no del pueblo que gobierna.

López Obrador, apostó al triunfo electoral de Trump, evidenciando una relación de sumisión ante el gobernante anterior, incluso, respaldando con su presencia la posible reelección, ante los habitantes latinos, principalmente mexicanos, que residen en los Estados Unidos.

López Obrador, carente de la más mínima sensibilidad política, compró pleitos ajenos y es ahora cuando las consecuencias se están presentando, pues aunque no se quiera pensar en algunas represalias políticas y económicas, de alguna manera el equipo presidencial estadounidense, buscará el desquite que, es cierto, no será mediante la violencia ni nada que se le parezca, pero si habrá de entorpecer las negociaciones que normalmente se tienen entre los dos países.

En su soberbia, propia de un incipiente dictador, López Obrador, parece no haber medido las consecuencias, sin importarle los perjuicios que pueda traer para México, su actitud tomada ante estos acontecimientos políticos del país del norte, desoyendo, seguramente, los consejos que el representante de la diplomacia mexicana, le haya hecho durante esos difíciles momentos de su relación con el Presidente saliente.

Se sabe que el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, buscó la forma de establecer una nueva política con los Estados Unidos, lo que seguramente estará comprometido a seguir haciéndolo, aunque no sea una voluntad propia del mandatario mexicano, quien todavía se resiste a ceder ante las evidencias de un nuevo gobierno y consecuentemente, de nuevas relaciones y actitudes frente a la nueva administración estadounidense.

El trabajo para restaurar el buen entendimiento entre los dos gobiernos, será un verdadero reto del gobierno mexicano, principalmente.

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HIPÓLITO, NO LE RESPONDIÓ A MORENA.

AUNQUE NO HA TERMINADO su gobierno municipal, el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, ha sido un verdadero fracaso para el grupo político denominado Morena, organización que ahora se debate entre la desesperación por encontrar a un candidato que les garantice el triunfo electoral, cuestión que será sumamente difícil, después de que esta comuna, encabezada por el chilango, refugiado en Xalapa, no hizo nada por posicionarla y echando por tierra la gran oportunidad que tuvieron de haber trascendido con un verdadero plan de gobierno, donde los proyectos y programas de beneficio social, hubieran concretado el avance político de este llamado partido político, que no lo es por carecer de estructura y principios políticos que lo definan.

Los morenos de Veracruz, ya no saben qué hacer ante estas nuevas circunstancias que se presentan electoralmente, porque nunca pensaron que su popularidad bajara estrepitosamente por las malas prácticas de la cuarta transformación.

Confrontados, como se sabe que están, con la dirigencia nacional, tanto el Gobernador del Estado, como su mismo partido, se están quedando solos y sin ninguna posibilidad de rehacerse, luego de que también la imagen presidencial, ha dejado mucho que desear para todos los mexicanos.

Hipólito, en Xalapa, definitivamente, no respondió a las expectativas que se tuvieron en principio y ahora tendrá que enfrentar las consecuencias de su inacción.

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DE MAL EN PEOR.

EN LA PRENSA INTERNACIONAL, especialmente en la francesa, consideran que México, va directo a la ruina, tomando en cuenta que todos los proyectos emprendidos por la administración López-obradorista, están destinados al fracaso y que todo parece que va de mal en peor, luego de que se han dado cuenta de la inclinación presidencial, por otorgar beneficios y poder a las fuerzas armadas, lo que indica que el Presidente, tiene su propio plan de imponer una especie de dictadura, lo que en México, bien se ha advertido desde que entró en funciones la cuarta transformación.

A pesar de haber transcurrido más de dos años de gobierno, López Obrador, sigue gobernando con ocurrencias y caprichos, sin dejar que su propio equipo colaborador, pueda hacer lo necesario para enderezar el rumbo del país, lo que ha sido seriamente cuestionado en otros países que ven como se desploma la gobernabilidad y la economía nacional.

Pero, lo peor que se ha estado observando desde fuera de las fronteras mexicanas, es la apatía de la población que no reacciona ante la destrucción de su nación.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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