Unos ya inscritos, otros que levantan el dedo en la búsqueda de una pluri, acaso una uninominal o alguna de las 212 alcaldías.
Se observa pues, un campo fértil para alcanzar un puesto de elección popular de cara a un decaído partido en el poder, Morena, en el descrédito ante el repudio ciudadano.
Y es que, en efecto, solo bastaron dos años para venirse abajo el andamiaje que construyó Andrés Manuel López Obrador, el mismo que lo llevaría al más alto cargo de elección popular.
A la vuelta de tan breve lapso el llamado partido de la esperanza se derrumba estrepitosamente aprovechando la circunstancia los buenos, los malos y los feos de la oposición para regresar de nuevo al aparato de poder.
Por la vía de la coalición o como independientes, un ejército de aspirantes a cargos de elección popular levantan en dedo con la fundada certeza de alcanzar el respaldo ciudadano presto al voto de castigo.
Incluso en este escenario no pierden oportunidad cartuchos quemados que paradójicamente entran en el catálogo de más vale malo por conocido.
Se abren las compuertas a probados y reprobados del pasado en esa rara dialéctica de que ahora resulta que estábamos mejor cuando estábamos peor.
El 2 de febrero próximo se cierran los registros a cargos de elección popular y las filas de aspirantes se vuelven interminables.
Por lo pronto la coalición ¡Va por México! funciona.
Está a todo lo que da partiendo del hecho que para las diputaciones federales no hay polémica, irán de la mano el PAN, PRI y el PRD al rescate del Congreso de la Unión. Van en busca del contrapeso. Van por la mayoría que ataje las locuras de una administración, la de López Obrador, autoritaria y déspota.
Mientras a nivel estatal, a siete días del cierre del registro de aspirantes se percibe un sensible jaloneo en plazas importantes como Xalapa, el corredor Veracruz-Boca del Río, el norte y sur de la entidad.
El argumento de quien detenta la mayoría electoral, el PAN, va en el sentido de que la alianza no funciona en plazas donde el PRD y el PRI no tienen presencia.
Es el polémico caso de Xalapa en donde el tricolor y el del sol amarillo no tienen ni siquiera una sola regiduría que los represente ¿Por qué, entonces los azules habrían de compartir el pastel o entregar la candidatura?
Mientras habrá que recordar que el PRD sobrevivió a la debacle preservando 43 plazas municipales que sin la alianza es muy posible las conserve aspirando incluso a alcanzar 70 para junio en compañía de la coalición.
Mientras el PRI, en tercer lugar electoral, de manera por demás señalada ha acudido a personajes como Pepe Yunes, Igor Roji y Nereida Santos Hernández, a quienes los caracteriza su honestidad y trabajo en favor de la ciudadanía, para alcanzar el triunfo y reposicionarse.
El PRI vive, sin embargo, momentos de infortunio recrudecidos por el intempestivo contagio de Covid-19 de su dirigente Marlon Ramírez, quien va para 15 días tirado en cama en estado preocupante, según los médicos que lo atienden.
La vida, sin embargo, sigue al igual que la política.
Ya vienen los registros, precampañas, campañas y elecciones, todo en el marco de una gran incógnita ¿Saldrá la gente a votar?
Considerando que el abstencionismo es favorable para la causa Morena, todo puede suceder. Por lo pronto los morenos se declaran listos con las talegas de dinero para comprar el voto; firmes para robarse las elecciones.
Todo es cuestión de tiempo.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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