El ex rector de la Universidad veracruzana va con todo por la alcaldía a la que pretende convertir en la capital nacional de la cultura.
El doctor en Economía por la Universidad de Barcelona considerado como uno de los 25 rectores más destacados del mundo por sus innovaciones educativas, no tiene pelos en la lengua.
Insiste en no tener cola que le pisen; se manifiesta dispuesto a hacer pública su declaración de bienes “mi casa la sigo pagando y ni automóvil tengo” y sostiene que nunca la UV le regaló el doctorado a Fidel Herrera ya que “nosotros no somos la UPAV”.
Y confirma que “En efecto, le rechacé a Andrés Manuel López Obrador su propuesta de ser candidato hace tres años”.
“Sin embargo, hoy si estoy dispuesto a participar con los partidos políticos, a sentarme a dialogar y a negociar una alianza partidista sin menoscabo a mi candidatura ciudadana por Xalapa que es un camino sin retorno”.
Larga la charla con el académico en La Parroquia en Plaza Xanat, en Xalapa, tras un lechero.
Perfectamente combinado con jeans, saco sport gris y bufanda del mismo tono, muestra en su escaso cabellos hilos plateados; sus finos lentes no esconden su recia mirada “no soy enojón, solo me gusta que las cosas se hagan bien”.
Y no rehúye pregunta alguna.
“El PRD quiere, el PRI la está pensando y el PAN se muestra distante por mi candidatura”, asegura. “Pero yo estoy listo”, dice a sus 66 años tras encarar a quienes dicen que tiene vicios “nunca he fumado marihuana, ni he consumido algún tipo de droga; soy un deportista que ha participado en cuatro maratones y ya mismo hoy día corro siete kilómetros diarios”.
La mañana es fría, muy fría.
El ex rector es extremadamente puntual. Llega en taxi. La gente lo saluda. “¡Estamos contigo, Raúl; rescata a Xalapa!”, le dicen algunos parroquianos. El asiente y devuelve el saludo a distancia, todo a distancia y con cubrebocas, nadie le estrecha la mano.
¿Por qué ahora sí y no antes?, se le pregunta.
“Bueno, pues como es del dominio público terminé mal con Duarte y no acepté la propuesta de Andrés Manuel, anticipándome a lo que yo observaba como un desastre”.
¿Cómo así?
“Sí. En uno de sus recorridos por Veracruz me entrevisté con López Obrador quien de manera directa me convocó a participar por la alcaldía de Xalapa, antes de ofrecérsela a Hipólito Rodríguez, a lo que le dije que no estaba muy convencido con el proyecto de la 4T, tras lo cual me dijo que ahí en el camino lo compondríamos, sin embargo, no quise, me olió mal”.
“Me fui a Ecuador casi dos años; recorrí Centroamérica, Brasil, Colombia y llegué hasta Canadá dando conferencias cuando recibí una llamada hace unos meses de la Universidad de Guanajuato para participar como Secretario Académico, pero ya no me quedé y hoy ya estoy de regreso en Xalapa.
Para Arias Lovillo, oriundo de Coatepec “fui acólito y soy profundamente católico” la izquierda vive una grave regresión histórica; “su ideología se ha distorsionado”.
¿Y ya siendo gobierno Morena?
“Pues las cosas no han salido bien; han ido de mal en peor”.
¿Xalapa es un desastre que tiene remedio?
“Desde luego. Urge incorporar a Xalapa al desarrollo nacional. Urge digitalizarla y llevar el desarrollo a todas las regiones de esta capital que es un mosaico. Xalapa debe regresar a lo que perdió al dejar de ser la Atenas Veracruzana, por ello, si soy alcalde garantizo que nuestra ciudad será la sede nacional de la cultura. Ese será mi compromiso”.
¿Xalapa requiere mano dura?
“Mano dura no, pero sí mano firme; de diálogo y conciliación y, de vez en cuando, dar un manotazo en la mesa”.
Con un doctorado en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad de Barcelona y de origen sindicalista, Arias Lovillo asegura que es posible derrotar al Morena el próximo 6 de junio.
“Hay inconformidad ciudadana. Véalo usted en las calles, en las reuniones familiares, con los grupos políticos, con los sectores de opinión y de producción. Hay pues, condiciones para la alternancia”.
¿Hipólito es un atarantado?
“No. Le puedo decir que es un hombre inteligente, solo que ha sido un presidente municipal atado por Morena y con un pésimo equipo de trabajo”.
¿Los capitalinos ya no quieren otro académico?
“He escuchado esa expresión; no la comparto. Lo que necesitamos es un hombre de cultura que rescate la cultura, un gestor ciudadano sensible a las necesidades de la Atenas Veracruzana, un alcalde que no descuide los graves problemas que genera una ciudad en plena expansión como son el agua, la basura, los baches, el ordenamiento vial y la seguridad pública”.
¿Meterá a la cárcel a Hipólito?
“No. Yo no voy a meter a la cárcel a Hipólito, pero sí voy a revisar cómo están las deudas. Para mí lo que importa son las instituciones. Yo actuaré como lo hice cuando estuve al frente de la Universidad Veracruzana, con estricto apego a la legalidad”.
¿Qué le dice a sus enemigos?
“¡Nada!”
¿Nada?
“Nada, es nada. No es mi preocupación”.
¿A que dedica su tiempo?
“Bueno, pues ahora estoy atento a los que simpatizan con mi proyecto, que no son pocos, perdonando la vanidad. Por lo demás convivo con Paty, mi esposa y mis hijos… les cocino de vez en cuando, eso me gusta”.
¿Más que ser alcalde?
“Claro que me gustaría ser alcalde, pero no me gana la obsesión”.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |