De la mayoría -así sea mayoría simple, digamos un hipotético caso de 251 legisladores a favor frente a 249 en contra- dependerá la continuidad del proyecto político de la llamada Cuarta Transformación o la 4T impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La meta fundamental de la 4T es un cambio de régimen en el país.
Estos cambios de régimen ocurrieron con la Independencia de la Nueva España respecto a España y el consecuente nacimiento de los Estados Unidos Mexicanos.
Después devino el surgimiento del Estado Moderno mexicano vía la Constitución de 1857 impulsada por los liberales durante el gobierno del Presidente Ignacio Comonfort.
En 1857 Benito Juárez salió de la cárcel y en su calidad de titular del Poder Judicial asumió el cargo de Presidente de la República ante el abandono por parte de Ignacio Comonfort.
Juárez impulsó las Leyes de Reforma.
Ocurrió la llamada Guerra de Reforma o Guerra de los Tres Años, la cual inició en diciembre de 1857 y concluyó en 1961.
En 1910 –formalmente, según la historiografía oficial- arrancó la Revolución de la cual emanó el tercer cambio de régimen en el país.
Leamos a Miguel Concha en su artículo “Cambio de régimen político”, publicado el sábado 22 de diciembre del 2018, en La Jornada:
“Está por concluir el primer paso del ejercicio de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este mes se concluirán discusiones importantes, como la del presupuesto de egresos. Esperamos que se modifique en los recursos destinados a sociedad civil, género y cultura. A partir de enero habrá que retomar los retos que están aún más en el fondo del desempeño del nuevo gobierno. En particular el propósito reiterado de cambio de régimen político.” (1)
El texto de Miguel Concha hace alusión al fondo del discurso político de AMLO desde su época de luchador social y a unos días de haber arribado al poder presidencial en aquel diciembre de 2018.
López Obrador nunca ha manifestado su interés por ser Presidente para gobernar lo establecido.
A lo largo de su vida política evolucionó su visión y objetivo para buscar gobernar desde y para la generación de un ajuste histórico: esto es impulsar un cambio de régimen.
Miguel Concha, de nuevo:
“De acuerdo con el Diccionario de Ciencia Política, coordinado por el ya desaparecido Norberto Bobbio, por régimen político se entiende el conjunto de instituciones que regulan la lucha por el poder y el ejercicio del poder y de los valores que animan la vida de tales instituciones. En la pasada década del siglo XX, la vida pública del país estuvo signada por el reclamo democrático y la movilización política que suscitó el fraude electoral de 1988. Lo que derivó en la alternancia electoral y propició la modificación de las instituciones que regulan la lucha por el poder, si bien no de manera suficiente, como lo demostraron las elecciones de 2006.” (2)
De modo tal que el primer domingo de junio estará en juego el control estratégico de AMLO sobre el Poder Legislativo.
Si logra mayoría simple podrá dar continuidad a su proyecto de cambio de régimen.
Sabedor que un ajuste institucional de semejante envergadura no ocurre en un sexenio y es más difícil aún realizarlo por la vía pacífica -1821, 1857, 1910 representan sendos contextos de movimiento armados, es decir de guerras civiles- Andrés Manuel López Obrador pretender sentar las bases para ese cambio de régimen, lo cual pasa necesariamente por la mayoría a su favor en el Congreso.
En esa lógica se inscribe, por ejemplo, la Contrarreforma Eléctrica aprobada por el actual Congreso.
Una mayoría absoluta con dos terceras partes del Congreso a favor del Presidente abre las puertas a más Reformas Constitucionales; a todas las que reclame el cambio de régimen que se busca instaurar.
Para ello, sin embargo, se requiere un triunfo abrumador como en los comicios del 2018 y esto dificilmente ocurrirá por lo cual es más posible la mayoría simple sólida.
¿A dónde nos conduce este razonamiento deductivo?
Al hecho de que para López Obrador en primer lugar de importancia está la renovación de la Cámara Baja del Congreso.
La obtención, pues, de la mayor parte de triunfos posibles en los trescientos distritos electorales federales con los que cuenta el país.
La elección de gobernadores, como elemento de control en entidades que conforman un Pacto Federal, resulta importante pero está en segundo lugar.
Los Congresos estatales son trascendentes pero su manejo es clave para la gobernabilidad de los Ejecutivos locales, no del Presidente.
Y las alcaldías responden a una serie de elementos estructurales y lucha de intereses con circunstancias muy particulares cuyo peso no pone en riesgo, de momento, el plan de cambio de régimen.
(2)
Es importante seguir la observación de lo que ocurre en México desde lo general a lo particular.
Y desde luego añadir a este análisis la visión desde lo particular a lo general.
- https://www.jornada.com.mx/2018/12/22/opinion/017a2pol
- https://www.jornada.com.mx/2018/12/22/opinion/017a2pol
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