En el día a día sigue siendo la mofa de la opinión pública a nivel estatal, nacional y por sus altos vuelos declarativos, hasta de carácter internacional al ser ridiculizado por la prensa extranjera por sus dislates y expresiones cantinflescas.
Ello ha dado lugar a que se hay convertido en una verdadera vergüenza para los veracruzanos.
En una ofensa para el orgullo del locuaz jarocho, para el dicharachero, para el decimero, para el de las rimas, el orador de plaza, para el político de altos vuelos y muy seguramente para quienes idealizaron a aquellos gobernantes que llegaron a ser presidentes de la república.
Duele que nuestro mandatario sea objeto de burla, de desprecio, de chiste barato, de risa loca por la cascada de tonterías que escupe cada vez que abre la boca.
Nos hubiera gustado que no fuera así, pero lo es. Imposible a estas alturas regresarlo a que termine su educación básica.
El último lance con ese peculiar lenguaje que le caracteriza, fue para señalar a la suegra del alcalde de Veracruz, Fernando Yunes de saltarse la fila para la vacunación anti Covid-19, lo cual provocó una airada reacción del edil quien le espetó que “El gobernador del estado -Cuitláhuac García- es un estúpido y un estúpido dice estupideces”.
Retó al mismo tiempo al atarantado gobernante a que si le muestra el documento falso que utilizó su suegra para ser vacunada, el renunciaría al municipio, pero en caso de no existir es documento falso, entonces que Cuitláhuac García renuncie a la gubernatura.
El silencio fue la respuesta.
Ese es su estilo. Meterse bajo la cama solitaria donde duerme, arrinconarse bajo el escritorio de Palacio. Declararse ausente hasta que vuelva a declarar.
Sin embargo, la opinión pública no se la perdonó.
El colega Armando Ortiz, con aguda sorna apunta que si compiláramos las estupideces que ha dicho el gobernador, seguro llenaríamos un libro de más de 100 páginas.
“En ese libro estarían los señalamientos inmediatos, acusando responsables por las masacres, pasando por la revictimización de las personas asesinadas, y por supuesto anotando sus dislates como lo del tren volador”.
Y repone:
“Ahora, dejándose llevar por las mentiras de un sujeto que hace boletines para su servicio, un tal Juan Tirado, el gobernador acusó que la suegra de Fernando Yunes acudió a vacunarse contra el Covid-19, con documentos falsos y saltándose la fila”.
El estulto de Cuitláhuac García, olvidó verificar ese malicioso boletín.
En fin, habrá tiempos en que todo lo que nos está sucediendo quede en el libro del horror, en el anecdotario de lo peor que nos ha sucedido por votar a ciegas por alguien a quien lo que menos le funciona es el cerebro.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |