El jueves de la semana anterior, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que a diferencia de la oposición, en el movimiento que encabeza ya hay relevo generacional para cuando él se jubile en 2024.
“Estoy satisfecho porque ya hay relevo generacional; si el pueblo lo decide y el Creador lo permite, yo estoy hasta 2024 y me jubilo. Ahí sí, a Palenque, pero jubilar es no volver a participar en nada, no opinar. Estoy haciendo ya un trabajo, me estoy preparando sicológicamente para eso, ya tomé la decisión que para alejarme por completo voy a escribir un libro sobre el pensamiento conservador en México”, expresó en la conferencia mañanera de Palacio Nacional
–“¡Nombres, nombres!”, le pidieron los reporteros al Presidente, quien respondió con una carcajada: “Para qué vamos a hablar si todavía falta”.
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Esa mañana, sólo acompañaban a AMLO el gris secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el polifacético canciller Marcelo Ebrard, fuerte presidenciable, quien sonrió cuando los periodistas pidieron al mandatario nombres y preguntaron –fuera de micrófono– si el “relevo” estaba en el salón.
“La verdad, la verdad, hay relevo de este lado. Ellos (la oposición) tienen problema, nosotros no, es un abanico”, expresó López Obrador, en cuyo “abanico”, dijo, “hay hombres y mujeres de 50 años y más para dar continuidad al proyecto”.
Varios medios de comunicación publicaron una terna en la que además del secretario de Relaciones Exteriores incluían al líder del Senado, Ricardo Monreal, y a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Pero al día siguiente, el viernes 12, el Presidente acudió a clausurar la 84 Convención Bancaria acompañado de Sheinbaum, en donde garantizó a los dueños del dinero que su gobierno no cambiará las reglas para que continúen su operación sin trabas.
Ahí, en el Club de Banqueros de la Ciudad de México, López Obrador se comprometió a impulsar una reforma profunda y radical que simplifique los trámites para la apertura de empresas, sobre todo pequeñas y medianas, que ocupan 98 por ciento del total de las unidades económicas en el país. Y les aseguró que “no cambiarán las reglas para que ustedes sigan operando sin trabas de ninguna índole en el mercado nacional”. Pero les advirtió: “Que nadie se confunda: seremos siempre respetuosos de las empresas y de los bancos, del sector privado nacional y extranjero, reiterándoles que su gobierno está a favor de que se hagan negocios en México, en el marco de la ley y con ganancias razonables; “lo que no se permite –apuntó–, es la corrupción y el influyentismo. ¡Eso se acabó!”.
Al otro día, sábado 13, el diario El Universal publicó una encuesta aplicada entre el 5 de febrero y el 10 de marzo, en la que el 62.3 por ciento de los capitalinos entrevistados aprobaban la gestión de la Jefa de Gobierno de la CDMX, posicionándola por encima del Presidente que obtuvo el 47.9 de aprobación.
Al otro día, sábado 13, el diario El Universal publicó una encuesta aplicada entre el 5 de febrero y el 10 de marzo, en la que el 62.3 por ciento de los capitalinos entrevistados aprobaban la gestión de la Jefa de Gobierno de la CDMX, posicionándola por encima del Presidente que obtuvo el 47.9 % de aprobación.
“Yo admiro a Claudia Sheinbaum, para que quede claro”, dijo López Obrador hace cuatro años, en noviembre de 2017, cuando la rechazaban para ser la coordinadora de Morena en la capital del país. “Es una mujer honesta, preparada y con convicciones, es lo mejor que tiene el movimiento social y democrático en la Ciudad de México. Claudia es excelente, en todos los campos. Le tengo toda la confianza”, afirmó el entonces dirigente nacional morenista. Unos meses después, ya postulado a la Presidencia de la República, el tabasqueño la impuso como candidata al gobierno capitalino con una polémica encuesta que impugnó inútilmente Monreal, el otro aspirante al mismo cargo y que ahora, al igual que Ebrard y Sheinbaum, también pretende suceder a AMLO como Jefe del Ejecutivo federal.
Con Sheinbaum, además, López Obrador buscaría sacudirse el estigma de antifeminista que tanto le indigna e intentaría pasar a la historia dejando a la primera mujer en la Presidencia de la República, lo que obviamente dependerá en buena parte también de los resultados que obtenga Morena en las elecciones de junio próximo.
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