Preocupa que de los 15 millones de ancianos que sobreviven en México cerca de 2 millones (entre 10 y 15%, según la difusa cifra oficial) no se vacunarán por razones muy diversas:
1. “Yo ya viví, y que sea lo que Dios quiere” (como si el Todopoderosos estuviera viendo caso por caso y decidiera a quién y a quién no le da el contagio).
2. “La enfermedad no existe y la vacuna es para matar a 2 mil millones de personas, porque ya somos muchos en el mundo” (esta afirmación permanece en las redes y en la mente de muchísimas personas que quieren creer en complots de ciertas personas riquísimas que, según esto, controlan el mundo; los favoritos para ser citados son Bill Gates, Elon Musk y entre nosotros el paisano Carlos Slim).
3. “Ponerse la vacuna es una tontería, porque existen curas mucho más baratas y efectivas” (entre ellas la más mencionada es el dióxido de cloro, del que afirman sus panegiristas y quienes lo venden que ha salvado miles de vidas, aunque no existe un estudio serio que demuestre esa afirmación).
4. “Las vacunas no sirven para nada, son solamente una estrategia del Gobierno de López Obrador para que nos convirtamos en electores cautivos de su partido” (tampoco se ha podido demostrar nada al respecto y el propio INE, tan quisquilloso, no ha mostrado ninguna reacción).
En fin, las vacunas se han convertido, como la religión, en un asunto de conciencia personal, y cada quien tomará su decisión de acuerdo con sus ideas… o con la falta de ellas.
sglevet@gmail.com
|