En Santiago Tuxtla, el abanderado de Movimiento Ciudadano a la Presidencia Municipal, Pablo Castellanos Rábago está enfrentando serias dificultades para sacar adelante su campaña política electoral. El también líder de la Asociación Ganadera Local, está haciendo lo que puede, debido que le tocó una misión imposible, que es la de poderse quitar la imagen de “Priista Distinguido” y aunque jure por Gansito y Marinela que renunció al Tricolor, no se podrá quitar de la frente la cruz de su parroquia: el haber pertenecido hasta todavía hace algunos meses al derrotado PRI y ante el pasado oscuro de Pablo “Bukanas”, el controlar el rechazo hacia el PRI es un brutal y enorme retroceso político, ya que existe una gran deserción de sus cuadros ganaderos, y con todo y que se han disfrazado de naranja.
En diferentes comunidades de la colonial Santiago Tuxtla, el suspirante a la alcaldía, Pablo Castellanos Rábago, inició una aburrida campaña, la cual no levanta ni calienta los ánimos de los toreados habitantes de esta demarcación, que ya no se dejan comer el mandado tan fácilmente por los fingidos candidatos que después de sus campañas, ya no vuelven más por estos rumbos y si no ahí tenemos el caso de este priista que se pintó de naranja, quién anda mal en su peregrinar político en la cabecera distrital de los Llanos del Sotavento, en donde no ha podido hacer amarres con las diferentes corrientes políticas, las cuales andan coqueteando con la burbuja de Morena, PRD y sus compañeros de la Alianza. Es más, hasta con Fidel Pérez Solís de Vamos por México, sin embargo equivocadamente ha logrado filtrarse entre los equipos de Eliseo Lezama Rosas y el Profesor Tuyyo Puch y varios cartuchos quemados que nadie los quería y el único que los aceptó fue el naranjero Pablo “Bukanas”.
Lo cierto es que el candidato a la municipal por el Partido Naranja de Santiago Tuxtla, no está levantando su plataforma electoral, no genera simpatía entre el electorado ni inspira liderazgo. Lo único que posee y de hecho lo que vende, es su paso como líder de la ganadera local, misma que dicen las malas lenguas que ha obtenido gracias a las trampas que ha realizado en las elecciones en donde hasta socios ganaderos fallecidos han votado por él, lo cual no necesariamente lo convierte en un líder o un experto en el chanchullo, pero si lo dibuja como lo que es, un potencial embustero de color naranja que busca fuero y beneficio político.
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Además, existe un consenso general de que Pablo Castellanos es un candidato competente, pero por lo que se ha visto hasta hoy, no le termina de alcanzar ahora para ser un buen abanderado del Naranja a la municipal, porque el problema es que las cosas no pintan bien en la campaña, ya que nomás Pablo no crece en las preferencias electorales porque los ciudadanos simplemente no le creen, y solo despierta el enojo de los diferentes sectores de la sociedad, mismo que es superior a las reflexiones del aspirante a la alcaldía, todo gracias a que arrastra consigo el desprestigio del partido que lo llevo a la ganadera local. En fin, veremos hasta donde llega esta historia y nos vemos en la otra.
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