Doña Delia llegó a la reunión, se presentó y permitió que se diera un diálogo franco y abierto sobre las funciones que desempeña.
Fue un bombardeo insano al que la sometimos nosotros, preguntones profesionales de toda la vida, y ella salió airosa porque no rehuyó ningún tema y dijo lo que tenía que decir.
Demostró con su gesto de ayer su percepción atinada de que los periodistas no mordemos, no somos corruptos y no seguimos la línea de ningún adversario del régimen estatal o el federal, que es decir lo mismo en sus fobias.
Y habló “de todo”. Por ejemplo, de las acusaciones "sin pruebas" que le endilgó el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, dijo que no hace caso a señalamientos que no están fundados en la ley, porque solamente sería perder el tiempo.
Mientras ella respondía eso, todos pensamos que si el diputado tenía pruebas contra el Orfis que las presentara, y si no, que mejor se quedara callado.
Delia González asegura que en el desempeño de su trabajo no ha recibido línea del Gobierno estatal y nunca ha tenido que escuchar recomendaciones desde Palacio.
También responde que conoce a la Secretaria de Energía, Rocío Nalhe, pero que de ninguna forma es su protegida. "Yo llegué al Orfis porque así lo consideró el Congreso veracruzano, no por una recomendación".
Bueno, para los misóginos que deambulan en el Gobierno actual, la maestra González Cobos ha puesto la muestra de que es posible y necesario el diálogo de la gente en el poder con los medios de comunicación.
Una verdadera política de comunicación, toda una política de Estado, es indispensable para garantizar la buena gobernanza, nos dejó dicho.
A ver si se lo entienden a la maestra, oriunda del mero Lerdo, en el caluroso sur de Veracruz.
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