Con ese paso que dio, con esa prueba irrefutable de lealtad, la diputada Piñón Rivera ha demostrado a sus coequiperos que es institucional, un adjetivo muy propio de los tricolores, y definitorio para ellos.
Pero además, la paisana deja esa cartera nacional para hacerse el espacio y el tiempo necesario que le permitan cumplir a plenitud su función de diputada federal, para lo cual se ha preparado muy bien, en lo académico y en lo político.
La magra representación veracruzana del PRI en el Congreso tendrá que ser compensada con una actividad sin igual de nuestra protagonista y de Pepe Yunes Zorrilla, quienes deberán hacer tal ruido que sean escuchados en el Congreso como lo eran antes los priistas jarochos, con fracciones de decenas de diputados de aquellos tiempos de gloria, que se fueron, ay, tan callando y que nos recuerdan, con Jorge Manrique, cuán presto se va el placer...
Lorena Piñón se apresta ahora a asistir a todas las reuniones legislativas, a subir continuamente a la más alta tribuna a defender los intereses de su partido y los derechos de sus militantes y del pueblo jarocho, tan necesitado de buenas autoridades y de liderazgos efectivos.
Porque Lorena no se contentará con recorrer su distrito, sino que se ha propuesto hacer presencia en toda la entidad, con el objetivo de luchar por recomponer las estructuras de su partido, del dragón aletargado que espera a que alguien lo saque de su sueño imposible.
Caray, en verdad que el peroteño Pepe Tunes tendrá que poner todo su empeño, porque no querrá ir a la zaga a esta inteligente y muy emprendedora lideresa sanrafaeleña.
Ya veremos.
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