La situación de ambos personajes es muy parecida, aunque con claras diferencias en su manera de actuar y comportarse respecto a sus jefes: Yunes siempre respetó, le dio su lugar y no rebasó en público a Chirinos, y en cambio Eric Patrocinio no guarda las formas y le falta al respeto a Cuitláhuac, de quien dice que es su amigo.
El nativo de Otatitlán (en realidad, que se sepa, nunca nadie ha visto una copia de su acta de nacimiento y toda su trayectoria política la realizó en Baja California, hasta que apareció en Veracruz) no solo le agarró ya sabor al poder político, una vez que probó y se ha saciado con sus mieles, sino que ha pasado a otro estadio: el de la ambición de más poder, hasta pretender la gubernatura para 2024.
A Patrocinio se le ha presentado la tormenta perfecta para tratar de ocultar en forma abierta sus intenciones (aunque bajo el agua a todo el que lo quiere escuchar o él quiere que lo escuche se los desliza), lo que bien podría hacer, hasta que su calentura alcanza ya casi el grado de fiebre, no se puede contener y permite que sus paniaguados le hablen al oído y le toquen música suave, de lira, que lo llevan a un éxtasis en el que se ve encima de una nube con esclavas a su servicio, bufones para su diversión y odaliscas contoneándosele enfrente para su deleite.
Digo que se le ha presentado la tormenta perfecta porque está usando el pretexto de que está trabajando para la candidatura de su madrina política (a ver hasta cuándo) Rocío Nahle, cuando en realidad está creando una estructura propia para su proyecto personal, estructura paralela a la de su partido, porque tiene previsto hacer a un lado y pasar por encima de Esteban Ramírez Zepeta cuando llegue el momento (planea poner como dirigente estatal a un incondicional suyo el próximo año).
El sábado pasado, en la antevíspera del informe del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, cuando los únicos temas obligados eran el trabajo de su supuesto jefe y amigo y el contenido de lo que iba a decir, y nada más, levantó y le hizo olas cuando, a solo unos cuantos kilómetros del Teatro Netzahualcóyotl de Tlacotalpan, permitió, y no lo desautorizó, que el alcalde de Cosamaloapan Raúl Hermida Salto lo destapara para la candidatura a la gubernatura. En un acto oficial, “a título personal y particular”, teniéndolo a su lado izquierdo, el munícipe expresó su deseo de “que ojalá en 2024 aparezca Eric Cisneros Burgos en la boleta electoral” (nota de Esaú Valencia Heredia, cambiodigital.com).
A diferencia de Ricardo Exsome Zapata, quien el pasado 13 de septiembre declaró que “yo no veo más que a Rocío Nahle (me han dicho que padece miopía y astigmatismo y creen que hasta daltonismo), es la candidata natural, no veo hoy a otros que se merezcan la candidatura”, Patrocinio no se paró, no pidió y tomó el micrófono para expresar que a él lo dieran por muerto, que la única candidata es su supuesta jefa la secretaria de Energía, y por el contrario hasta se esponjó y se regodeó ante el canto de las sirenas y no se hizo amarrar al mástil de la nave, como Ulises en La Odisea, para no caer víctima de sus encantos.
Eric ya no ve, ni escucha, ni cree en nadie y por eso no reparó en que estaba cometiendo un grave pecado político, pues no hizo guardar el obligado silencio para evitar todo ruido que distrajera la atención del informe del gobernador, como marcan los cánones no escritos de la política que se debía hacer, pero al permitir su destape hizo a un lado, ignoró y pasó por encima de Cuitláhuac, peor, de Nahle, más grave aún, del propio presidente López Obrador, quien estaría promoviendo a la secretaria de Energía.
Lo único que nos dice la actitud del secretario de Gobierno es que no está plenamente convencido de que la zacatecana será en efecto la candidata de su partido y él, por si las dudas, o por si las moscas, trabaja ya para tratar de ser quien supla a Cuitláhuac. Si ignora al gobernador, como muchas veces lo ignora, ¿consultaría al menos con Rocío los pasos que está dando?, ¿le informaría lo que sucedió en Cosamaloapan?, ¿le aclararía que él no tuvo nada que ver, sino que Hermida se lanzó de pronto como El Borras y lo tomó por sorpresa?, ¿que cuando pretendía aclarar en ese preciso momento se fue la luz y ya no hubo sonido?, y ¿etcétera, etcétera?
¿Sabrá el gobernador que su secretario de Gobierno pica piedra, y fuerte, que arma grupos de seguidores, que está apretando a todo el que resiste para que se le sume, que cuando pueda piensa acabar y pasar por encima de Juan Javier Gómez Cazarín, con quien mantiene una lucha soterrada a muerte por el poder, y de todo aquel del gabinete que se le ponga enfrente?
De quienes han pasado por la Secretaría de Gobierno, al menos que yo recuerde, solo dos llegaron a la gubernatura: Dante Delgado, porque don Fernando Gutiérrez Barrios lo impuso y lo dejó como su sustituto, y Miguel Ángel Yunes Linares, ya como candidato panista en este siglo, uno de cuatro años, el otro de solo dos, respectivamente. Eric Patrocinio sería el primero en pretender serlo por seis años.
Así, pues, ya visibles para la sucesión gubernamental están Rocío Nahle, Sergio Gutiérrez, Manuel Huerta (como en la canción de los Hermanos Carreón “Las cerezas”, de 1998, tal vez para abril o para mayo asome la cabeza), ahora Eric Patrocinio y estarían en reserva de expresar su interés en forma abierta o disimulada Ricardo Ahued y José Luis Lima Franco, más uno u otros más que surjan.
Lo cierto también es que el aceleramiento de Cisneros Burgos es consecuencia de la sorpresiva irrupción de Sergio Gutiérrez, quien les movió el piso y les dio una fuerte sacudida, que los puso en alerta y ha propiciado que ahora se desboquen tratando de acortar distancia pues es Indudable que ya les sacó alguna ventaja y continúa avanzando usando como buen pretexto su posición como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. |