Sin tacto.
Sergio González Levet.
 

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¿La Covid o el Covid?
2022-02-01

Se llaman barbarismos o extranjerismos los términos que se incorporan de otras lenguas en nuestro idioma.


     Palabras como "sandwich" llegaron para quedarse y han derrotado con su uso generalizado a los puristas, que quieren, por ejemplo, que la gente le llame emparedado al platillo hecho con dos panes Bimbo.


     Los lingüistas saussureanos (seguidores de Ferdinand de Saussure, el padre de la semiología) no le ven problema a que se integren palabras de otro idioma, porque consideran que eso enriquece cada lengua.


     En México, por ejemplo, tenemos infinidad de términos que provienen del náhuatl, y eso aumentó sensiblemente los significados del español que hablamos en el país.


     Apapachar, tomate, aguacate, ajolote, chilpayate, pozole, chocoyote, pilmama, chocolate, chicle, vinieron a aumentar grandemente nuestro léxico, y el castellano no se degradó ni perdió su pureza.


     Lo que sí se debe cuidar, es respetar la regla que ordena que al adoptar una palabra extranjera se respeten sus accidentes gramaticales, es decir, el número (singular o plural) y el género (femenino, masculino o neutro).


     Pongo a continuación ejemplos de incorrecciones que se presentan cada vez más a menudo.


     Pants en inglés, para referirse a la ropa deportiva, es plural, y por eso se debe decir: "los pants" y no "el pants".


     Pasa algo parecido con quien dice que es "fans" de algún artista, cuando lo correcto es "fan".


     Y con el género sucede muy a menudo la incorrección. La regla dice que cuando un extranjerismo se incorpora al habla, debe usarse de acuerdo con el género de la palabra correspondiente.


     Los neologismos provenientes de la informática han invadido nuestro idioma y nuestra vida, pero deben adecuarse a la estructura original del español.


     Por ejemplo, CPU son las siglas en inglés de "Central Processing Unit" (unidad central de proceso) y por tanto debe ser expresarse en femenino: “la CPU” ("la unidad...").


     Algo igual está sucediendo con el término Covid, tan usado y tan padecido. Es un acrónimo de Corona Virus Desease (enfermedad del corona virus) y por tanto debe decirse: "la Covid", es decir, "la enfermedad..."


     Aparte, con la terminología alrededor de la pandemia se presenta mucha confusión, que se aclara si recordamos



  1. Que el bicho se llama "corona virus".

  2. Que la enfermedad que produce se denomina "Covid-19" (enfermedad del coronavirus, surgida en el año 2019).

  3. Que el conjunto de síntomas que produce la Covid se le llama: "SARS-Cov-2", del inglés "Severe Acute Respiratory Syndrome-Coronavirus-2" (síndrome respiratorio agudo severo del Covid 2).

  4. Y luego que del virus original han surgido modificaciones genéticas, a las que les llaman cepas, y que han sido denominadas por orden de aparición, de acuerdo con las letras del alfabeto griego: alfa, beta, gama, delta y ómicron. Ésta última es la más contagiosa y nos trae de cabeza con su dispersión por todo el mundo, aunque resulta menos agresiva, sobre todo por el alto número de vacunados que ya hay.


     Así las cosas con el idioma y sus reglas gramaticales, que tan ignoradas y ninguneadas son.


sglevet@gmail.com

 
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