El 3 de marzo de ese año el Tribunal Federal de Justicia Administrativa lo condenó a pagar 701 millones 590 mil pesos por desvío de recursos federales. El 26 de mayo le ordenó pagar una indemnización de 1,067 millones de pesos por daños causados a la Hacienda Pública. El 29 de septiembre lo condenó a devolver 2 millones 565 mil 919 pesos, por concepto de responsabilidad resarcitoria también por daños causados a la Hacienda Pública.
El 6 de octubre le exigió devolver 1, 980 millones 637 mil 813 pesos que fueron desviados del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas. Y el 8 de diciembre le dictaminó devolver 11 millones 500 mil pesos que fueron desviados en 2014 del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública de los Estados.
Por su parte, el 22 de julio también del 2021, el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa de la Ciudad de México, lo encontró responsable del desvío de 36 millones 38 mil 626 pesos de recursos federales destinados a la educación en 2014 y lo condenó a devolverlos.
Es decir, este sujeto fue declarado culpable de desviar casi 4 mil millones de pesos del erario. Y ahora le están ordenando que los devuelva… si lo encuentran.
Otro ex funcionario del duartismo nada mediático, pero aparentemente muy efectivo en el arte de desaparecer dinero que no es suyo, es el ex tesorero de la Secretaría de Finanzas, Arnulfo Octavio García Fragoso, que deberá devolver a las arcas públicas más de 3 mil millones de pesos desviados durante el ejercicio fiscal 2015.
En lo personal se me hace muy hacia arriba que sólo entre los dos hayan desviado tamaña cantidad sin complicidad con nadie más, pero de acuerdo con la resolución de los magistrados no hay más culpables.
¿Y van a pagar? Por supuesto que no. Se la llevarán de amparo en amparo hasta que el asunto se pierda en la bruma de los tiempos o hasta que los escandalosos robos de los cuatroteístas lleguen a los titulares de los medios.
Esto lector, no es otra cosa que un ejemplo más de la descomposición social en la que vivimos. No es posible que dos sujetos sean encontrados culpables de robar tanto dinero y no pase nada; que maten a siete periodistas y ninguna autoridad mueva un dedo; que un gobernador se empeñe en tener en prisión a una persona a la que está acusando falsamente de asesinato; que un hijo del presidente viva como marajá sin trabajar y que la presunta responsable de la muerte de 27 personas por la caída del Metro sea precandidata a la presidencia de la República.
Y le puedo seguir y no acabaría.
La descomposición es tal que México parece una historia kafkiana, pero nada más alejado de Kafka. Lo que estamos viviendo es la vil neta; la cruda, escandalosa e impune realidad.
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