Y hay que añadir un aspecto más a esta diferencia, que es el valor de cada sufragio. A la influencer le costó un peso cada voto, de acuerdo con lo que marcaba la convocatoria. Eso quiere decir que ingresó casi dos millones de pesos a la causa de la fiesta de fiestas jarocha, que resultan una maravilla ante los mermados recursos con los que se tiene que manejar el Comité de Carnaval de Luis Antonio Pérez Fraga -que sí come pollo-, debido a la falta de apoyo del Gobierno austero de la 4T; austero siempre y cuando no tenga que ver con celebraciones propias de Morena o del equipo cuitlista.
Bueno, pues a Yeri le salió a un peso cada voto, y dicen las malas lenguas y los números de lo gastado en la campaña que Cuitláhuac se gastó más o menos 500 pesos por cada sufragio individual, que salieron de las prerrogativas que recibió su partido y de otros apoyos que terminó justificando López Obrador ya como Presidente con la ocurrencia de que fueron “aportaciones”.
Es obvio que esta comparación entre una popular y seria candidata a reina y un… y un… bueno, y un candidato como Cuitláhuac, es un poco exagerada, porque nada tienen que ver los objetivos de una y otra campaña. Pero sirve el exuberante cotejo para dar una idea de lo que están representando las redes sociales para conseguir simpatías populares (y votos para la ocasión que sea).
Los sesudos asesores del Góber Cuitla -tan capaces ellos y con tantos resultados que todos conocemos- ya deben estar tomando cartas en el asunto para tratar de utilizar las posibilidades de Internet en favor de los próximos candidatos de Morena, en especial del que buscará la gubernatura (que será un hombre cargado de simpatías).
Yeri Mua tendría mucho que enseñar a los operadores políticos de todos los partidos y todas las tendencias, que se darán el agarrón del siglo en 2024.
Felicidades, Reina, y a su Rey, feo.
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