MIENTRAS el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se preocupa y se ocupa, por echar la culpa al pasado de todo lo que está ocurriendo en el presente, el país, prácticamente, se les deshace entre las manos.

No se puede negar, en estos momentos, que México, ya se encuentra en un estado de alarma bastante delicado, porque confluyen públicamente muchos elementos que generan un verdadero caos en todos los sentidos, principalmente, en la inseguridad que priva a nivel nacional y que ya se está convirtiendo en un fenómeno de grandes dimensiones que el mismo gobierno, no puede detener.

Poco a poco, con la complacencia oficial, el territorio mexicano, fue cayendo en manos de la delincuencia, la cual ya se ha convertido en otro poder que, paralelamente, manda en el país. La delincuencia está presente en todos los sectores de la sociedad y comienza por poner sus propias condiciones. Ya es la dueña de vastas regiones de la nación y amenaza con seguir avanzando rápidamente en la búsqueda del poder total.

Pero, si a todo este panorama, sumamos en este momento las precarias condiciones económicas en que también ha caído el país, entonces ya se puede hablar claramente de que existe un Estado fallido, que rueda velozmente por la pendiente del fracaso nacional. Esta semana, el índice de precios al consumidor, ha declarado que la inflación se sitúa en casi los ocho puntos, una cifra escandalosa que reprime a todos los mexicanos por igual, pues las bolsas de los pantalones, comienzan a resentir la falta de recursos económicos para poder alimentar a las familias.

El fantasma de la inseguridad, la imparable inflación, la pobreza, la falta de gobernabilidad, los problemas políticos y sociales, y el nulo interés por salvar a esta nación que ya se encuentra al borde del precipicio, así como la necedad imperante del presidente de conducirlo a un totalitarismo, mediante su sistema político basado en su famosa cuarta transformación, han encendido las alarmas a tal grado que ni siquiera sus programas sociales podrán salvarlo de este caso en que se encuentra.

A tres años y medio de gobierno, el presidente López Obrador, tendrá que tomar medidas dolorosas, haciendo uso de los mecanismos constitucionales, si es que lo quiere, para poner orden en la vida nacional.

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MORENA, SE PARTE Y SE REPARTE.

SE AFIRMA QUE corrientes políticas al interior del movimiento de regeneración nacional, están buscando el reacomodo político en los momentos más cruciales de la vida política nacional, derivados del adelantado proceso de sucesión presidencial que ha puesto el acelerador en quienes pretenden ser candidato de dicha organización política, pensando que basta con qué lo diga el presidente, para que las elecciones sean un éxito en todo el territorio nacional.

Sin embargo, como ya lo habíamos apuntado en otras entregas de esta columna política, Morena, comenzará su proceso de partición, porque se está previendo que no todos jalen con la misma cuerda, toda vez, que mientras unos se declaran seguidores de Claudia Sheinbaum, hay otros, en gran número que buscan trabajar con Marcelo Ebrard, lo que, de antemano significará para el futuro, una complicada situación política en el partido del poder.

Por otra parte, hay movimientos que apuntan a otra ruptura, generada por la permanente disposición de Ricardo Monreal Ávila, para conseguir la candidatura de este partido, la cual no se la concederá el presidente López Obrador, quien será, finalmente, el que diga la última palabra.

La candidatura por la presidencia de la república, será el inicio de la desunión política de Morena, independientemente de lo que también sucederá en los Estados, donde también habrá sucesión en el poder.

Si a todo esto se suma la ausencia de López Obrador, en las boletas electorales, así como el supuesto retiro de la actividad política, entonces buena parte de la militancia estaría pensando a dónde emigrar, considerando, de la misma manera, que Morena, está integrado en su mayor parte por chapulines que desertaron de otros partidos políticos, principalmente, del propio PRI.

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XALAPA, AVANZA.

LA CAPITAL DEL ESTADO, está considerada como una de las ciudades más bellas del país, por lo que en este momento la administración municipal, está buscando la manera de presentarla aún mejor, rehabilitando calles y avenidas y dando prioridad al mejoramiento vial y en la mayoría de los casos para resolver añejos problemas de urbanidad.

En esto, necesariamente, se tienen que presentar una serie de inconvenientes para los propios habitantes como para las personas que la vistan en esta época de vacaciones.

El alcalde Ricardo Ahued Bardahuill, ha señalado que las obras causan molestias, pero aseguró que se trata de situaciones temporales que se traducirán en beneficios permanentes para la población en general. Para este año serán doscientos proyectos de pavimentación, rehabilitación e infraestructura hidráulica.

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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.