Acaso le dé algún resultado en el panorama nacional con su propuesta presidencial de Luis Donaldo Colosio, pero a nivel gubernatura en Veracruz, poco se puede esperar ya que MC no registra presencia electoral en la entidad, incluso en un par de ocasiones estuvo a punto de perder el registro.
En el tablero pues están los Yunes, cuatro… y tal vez el desprestigiado y vomitivo Julen Rementería.
Paty Loberia de Yunes es la que asoma con mayores posibilidades.
Tiene presencia, frescura, su discurso es realista y si bien está ligada matrimonialmente al hijo de Yunes Linares, es posible que no le alcance el odio colateral del AMLO.
A Paty Yunes un grupo de publicistas y propagandistas, le cuidan al máximo su imagen y la proyectan sin prisas, pero sin pausas a un eventual siguiente paso rumbo a la gubernatura.
De hecho la han colocado como la mejor alcaldesa del país.
Ese mismo escenario se mueve el marido pero con poco éxito. Miguel Angel Yunes Márquez quiere la candidatura, es dueño del PAN en el estado, tiene tanto dinero que le sale hasta por las orejas, pero no está en el ánimo presidencial.
El al igual que sus hermanos y su papá tienen fama de corruptos.
Ahí está viva, tintineando la “Carpeta Azul” presentada por AMLO ante la Fiscalía General de la República, que espera ser revivida en cualquier momento en que se mueva esta familia.
Otro Yunes.
A Héctor Yunes Landa hay que reconócele a que pese a ser tan rechazado por su partido, el PRI, en donde lo consideran un tomatodo, poco leal, tramposo y dispuesto a jugar por cualquier partido, tiene la virtud de la persistencia.
Sabe, lo sabe bien, que es imposible sea postulado por la alianza PAN-PRD-PRI –su propio primo hermano Miguel Angel Yunes Linares lo vetaría-, pero ahí está, presente.
Ayer anunció, en su calidad de Presidente estatal de la agrupación política “Alianza Generacional”, el inicio de una gira de trabajo por la entidad –pagada con dinero de su bolsillo- abrazado a temas populista como “sacar de la cárcel a presos de manera injusta y promover amparos en contra del programa de canje de placas”.
Otro Yunes más.
Pepe Yunes de siempre ha sostenido que el apellido le pesa.
No siendo familiar de los Yunes del Estero, ha tenido que arrastrar la mala fama de esa familia de ahí que su lema electoral sea solo “Pepe”, cosas de propaganda.
Perdedor de la elección del 2018 a manos de Cuitláhuac García y el efecto Peje, hoy busca de nueva cuenta la gubernatura a sabiendas de que Morena tiene bajo su control la operación electoral, el dinero para comprar conciencias y al OPLE como sirviente.
Pepe Yunes –quien también arranca una gira por los 212 municipios- tiene claro que una gubernamental no cuesta menos de mil millones de pesos. Sabe que el crimen organizado habrá de jugar un papel sustantivo, tanto como lo fue en el 2021 en las intermedias y no tiene la menor duda que con el capital priista, si es que lo postula, no gana.
A ello se suma la poca simpatía que le guarda Alito Moreno tras votar en contra la militarización.
¿Qué dice la numeralia?
Del capital electoral de 1.3 millones de votos de Duarte, el PRI descendió cuando Héctor perdió la gubernatura, a 800 mil; con Pepe, las cifras –tras la traición priista que migró al Verde- el capital se quedó en 730 mil votantes.
Y del 2019 para acá, ya con Marlon, no suman más de 370 los sufragios de una militancia aguada que sigue a un partido quebrado financieramente.
Esa es la brutal realidad.
El escenario podría mejorar y ser más competitivo, pero superar los 2 millones de votos de Cuitláhuac que ganó en el 2018, está cabrón, incluso si se diera la alianza PRI-PAN-PRD y MC, en favor de Pepe, decisión que no se ve en estos momentos.
Ello máxime que eventualmente Dante preferiría jugar con Héctor y no con Pepe… a menos que se le llegue al precio.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |