La medida es de “carácter indefinido hasta la solución definitiva de la problemática general por el servicio de anestesiología en la atención de la cirugía electiva”, según se lee en el memorándum.
Con el paso de los días se ha podido saber que la razón de esta decisión radical y que expone la vida de los pacientes de uno de los hospitales públicos más socorridos de la región tiene que ver con la orden presidencial de restringir el uso de medicamentos con fentanilo para aliviar el dolor, lo cual limita la atención que se les puede dar a enfermos con padecimientos graves y, por supuesto, a los que necesitan someterse a cirugías.
De esta situación poco se conoce porque a los médicos y el personal que labora en ése y los demás hospitales del sector público del estado los tienen amenazados, los vigilan y los intimidan para que no ofrezcan declaraciones ni se filtren datos sobre lo que verdaderamente está sucediendo en el Sector Salud de Veracruz y sus alcances reales. Y ya sabemos cómo se las gastan ahí, que han sido capaces de acusar de “sedición” y meter a la cárcel a los trabajadores que reclaman sus derechos. Por las gónadas del tiranito.
El Sector Salud no es el único en el que hay una corrupción rampante. Y curiosamente, es en otra dependencia del sector social de la entidad donde en los últimos días han surgido denuncias graves. Concretamente, en el Centro de Asistencia Social para Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes No Acompañados y Acompañados del DIF estatal de Veracruz (CAS).
A través de denuncias hechas llegar a quien esto escribe y publicadas originalmente en el portal de La Clave online, se señala que en ese organismo se les cobraría hasta cinco mil dólares a los migrantes internados para permitirles fugarse de las instalaciones.
Si bien no hay manera de probar contundentemente los pagos, de lo que sí hay pruebas fehacientes es de cómo el pasado 18 de marzo, mientras medio gobierno de Veracruz estaba en el zócalo de la Ciudad de México agitando la matraca para “venerar” el ego del “amado líder”, se fugó uno de los migrantes internados en el CAS, cuyos videos de seguridad –de los que un servidor cuenta con copias- muestran el momento exacto en el que salió de las instalaciones, en las cuales no existía vigilancia de ninguna clase, lo que hace sospechar fundadamente sobre la probable colusión de los encargados del centro.
Según las denuncias no es la primera vez que algo así sucede en el CAS. El 25 de noviembre de 2022, seis personas de origen cubano (tres adultos y tres menores de edad) se habrían evadido del resguardo mediante salida no autorizada, “bajo extrañas circunstancias de violación de la seguridad y sin que a la fecha se cuente con mayor información al respecto ni que se haya realizado integración de ningún tipo de averiguación, sanción o apercibimiento sobre ningún colaborador por la omisión, colaboración o participación en los hechos narrados”.
Solo estos dos botones de muestra dan luz sobre la realidad del gobierno morenista de Veracruz, en el que están más ocupados por sus intrigas internas, por llenarse los bolsillos de manera soez y por perpetuarse en el poder, que por cumplir con sus obligaciones. Nadie gobierna en realidad.
Lo único que los diferencia de sus antecesores es que en incompetencia, no hay quien les gane. El gobierno de los peores en su máxima expresión.
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