La afirmación del alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil de que se requieren mil 900 millones de pesos para la construcción de una nueva planta de tratamiento engloba de fondo una crisis producto de la irresponsable actuación de los munícipes anteriores, se lee como una mentada de madre para los miles de usuarios sin gota de agua en sus colonias.
Al menos podemos estar tranquilos los xalapeños, pues existe la certeza de que el organismo operador no se privatizará por ningún motivo razón o circunstancia, ha afirmado el mismo alcalde Ricardo Ahued.
Y las preguntas continúan, ¿Qué hizo en su momento el área de Desarrollo Regional del Gobierno del Estado para planear y desarrollar las ciudades de la entidad?, ¿Cómo y por qué se le concedió a cientos de organizaciones la posibilidad de invadir y construir en cuanta área verde encontraba desocupada?, ¿Por qué se sigue permitiendo que el cartel fraccionador al menos en Xalapa, continué desarrollando complejos habitacionales?
Empresas constructoras como Homex, Carpín y otras, son las responsables directas del incremento en el consumo de agua potable, al igual que cientos de colonias irregulares que con la finalidad de pagar compromisos políticos-electorales forman parte del cinturón de miseria de la capital que hoy se muere ante la falta del vital líquido.
¿Quién hasta hoy está tras las rejas por la criminal tala que se desarrolla sin cesar en las faldas del Cofre de Perote y Pico de Orizaba, en las regiones montañosas de la Sierra de Zongolica, o la Sierra de Misantla?
Por increíble que parezca nadie, absolutamente nadie, está purgando condena por la criminal actitud de deforestación, pero también por permitir que al amparo del enriquecimiento incalculable de unos cuantos la región capital se empiece a morir, sin darse cuenta sus responsables, que ni con todas sus ganancias podrán comprarse el agua que hoy nos están robando.
El destino de Xalapa y su zona metropolitana es la extinción, por cruel y duro que parezca, la condena está echada, y hasta ahora, ningún gobierno ha asumido su responsabilidad para al menos emprender un plan que garantice el abasto de agua dulce para las futuras generaciones.
Mientras los políticos de la 4T se preocupan más por asegurar sus futuros en el próximo proceso electoral del 2024, la sociedad que se joda, para eso somos gobierno y ahora se amuelan, pareciera ser la consigna.
El escurrir del vital líquido es la condena con la que dejamos ir miles de millones de litros de agua al mar o a donde se pueda que se pierda tan importante recurso, que con el paso del tiempo convertirán en infértil y desértico el territorio, pero eso a ¿quién le importa?
Mientras tanto que para que preocuparnos por la falta de agua, al menos 3 días si bien te va en las colonias y fraccionamientos de la ciudad, ya llegará la temporada de lluvias y la cosa se compensará, dirán los valemadristas que abundan por millones, pero una mínima parte seguirá contemplando la desgracia en la que está sumida toda la población de esta región del Estado, esperando la llegada de la fatal noticia, no hay más agua.
Al tiempo.
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