A entrañables amigos y excolaboradores veracruzanos de Dante Delgado les cuesta trabajo entender el doble juego que trae el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano (MC).
Y es que saben de antemano que ir solo a la contienda de 2024 es una derrota cantada para el partido naranja ante la fuerza de la coalición encabezada por Morena y el crecimiento en las preferencias electorales del Frente Amplio por México (PAN-PRI-PRD) luego de la irrupción de la senadora Xóchitl Gálvez como posible abanderada presidencial. De lo único que aún no tienen certeza es si el fracaso de MC llegaría al extremo de perder el registro al no alcanzar el umbral del 3 por ciento mínimo de la votación total legalmente válida. Ello dependerá de los candidatos que postule a la Presidencia de la República y al Congreso de la Unión, pues según una encuesta publicada ayer por el diario Reforma, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, tendría el 12% de las preferencias si las candidatas fueran la morenista Claudia Sheinbaum y la panista Gálvez.
Aun así, se preguntan que si Dante no tiene posibilidad de ganar la elección presidencial, ¿por qué no mejor se alía formalmente con la coalición del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien postuló su partido anterior Convergencia en 2006 y 2012, o con la del PAN y PRD como ya lo hizo en 2018 con Ricardo Anaya, proceso electoral en el que, por cierto, en Veracruz se sumó a la candidatura a gobernador del primogénito del entonces mandatario panista Miguel Ángel Yunes Linares, quien siendo secretario de Gobierno, cuando aún militaba en el PRI, operó su detención y encarcelamiento en diciembre de 1996?
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Casualmente, a raíz de esta polémica e incongruente decisión es que varios excolaboradores y amigos de Delgado Rannauro, que fueron perseguidos por Yunes Linares durante la administración del exgobernador Patricio Chirinos (1992-1998), se distanciaron del líder de Convergencia –ahora Movimiento Ciudadano– y otros de plano renunciaron a su militancia.
Con Dante se cumple cabalmente el dicho popular de que “nadie es profeta en su propia tierra”, pues el ex sustituto de don Fernando Gutiérrez Barrios en el gobierno de Veracruz (1988-1992) perdió las contiendas de 2004 y 2010 por la gubernatura, y en el 2000 la del Senado. Sólo ganó en 2006 la senaduría de mayoría relativa con el supuesto apoyo del entonces gobernador priista Fidel Herrera Beltrán, quien perversamente maniobró para descarrilar desde cuatro años antes de la sucesión estatal al candidato del PRI, Pepe Yunes Zorrilla, quien de haber llegado en esa ocasión a la Cámara alta del Congreso de la Unión se hubiera perfilado como un aspirante fuerte.
Ahora, en su necedad de que MC vaya solo en la contienda presidencial de 2024, Delgado Rannauro propició la ruptura con el Grupo Jalisco, del gobernador Enrique Alfaro. El tamaño del cisma es el siguiente: en 2021, el partido naranja ganó solamente siete de los 300 distritos electorales del país; todos, de Jalisco. De los 27 diputados federales de la bancada de MC, 13 son jaliscienses. Y de los 12 senadores del grupo legislativo, dos son tapatíos.
Jalisco fue el único estado donde la votación por MC superó el 30% –el estado que le sigue no supera el 20%– y también fue el único donde su votación superó a las Alianzas MORENA-PT-PVEM y PAN-PRI-PRD.
Jalisco no sólo fue el que más votos aportó a MC, sino que esos sufragios es mayor a los que suman 23 entidades para el partido naranja, superando inclusive por más del doble al estado que le sigue.
Y de los 32 congresos estatales, el único donde MC tiene la mayoría es Jalisco con 16 de los 38 diputados locales.
Además, de los 125 municipios de Jalisco, 48 son gobernados por alcaldes naranjas afines al grupo del gobernador Alfaro.
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