Ello parece explicar por qué el presidente Andrés Manuel López Obrador no solo terminó aceptando que Omar García Harfuch –a quien tenía vetado por sus vínculos con el grupo del exsecretario calderonista de Seguridad Pública, Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos por presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa– sea encartado entre los aspirantes de Morena a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, sino que ahora también tenga que salir a defenderlo públicamente hasta de su negada implicación en el polémico relato oficial sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa ocurrida en septiembre de 2014.
El jueves pasado, al día siguiente de que Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, confirmara que el entonces coordinador regional de la Policía Federal en Iguala, Guerrero, sí participó en las reuniones en las que se gestó la llamada “verdad histórica” sobre la desaparición de los estudiantes –causa por la cual está en prisión actualmente el exprocurador general de la República, Jesús Murillo Karam–, el mandatario reclamó en su conferencia de prensa que se vincule a García Harfuch con este trágico caso que nueve años después no ha sido resuelto.
“No se puede juzgar a nadie por haber estado en una reunión si no hay más pruebas que eso”, sentenció López Obrador.
El Presidente atribuyó los ataques contra García Harfuch a la época electoral y a la politiquería, por lo que pidió no usar el caso para esos fines.
“Lo que pasa es que como estamos ahora en temporada electoral, pues ya todo es noticia con esos propósitos. Y hay que aclarar las cosas como son, no mentir, no utilizar estas cosas para perjudicar a posibles adversarios o competidores, otros futuros candidatos. Y no utilizar un caso tan lamentable como el de los jóvenes de Ayotzinapa desaparecidos, con fines politiqueros”, solicitó el Ejecutivo federal.
El mandatario detalló que en la investigación del caso Iguala que lleva el subsecretario Encinas, el exfuncionario García Harfuch estuvo presente en una o dos reuniones que encabezó el entonces procurador general de la República Jesús Murillo Karam.
“Cuando le preguntan a Alejandro Encinas que si estaba en esas reuniones o había participado Harfuch, él dijo que sí, porque es cierto. Pero eso es distinto a que haya participado en la desaparición de los jóvenes”, enfatizó López Obrador, quien insistió en señalar que cualquier noticia se magnifica por la época electoral para perjudicar a posibles competidores.
Por su parte, Claudia Sheinbaum reiteró lo dicho en la conferencia mañanera por el Ejecutivo federal: “(Harfuch) estuvo en dos reuniones, pero él no tuvo nada que ver con la construcción de la ‘verdad histórica’ y es parte del proceso que estamos viviendo”.
Sheinbaum Pardo también negó que hubiera favoritismo hacia García Harfuch. “Ni el presidente del partido (Mario Delgado) ni yo estamos favoreciendo a una u otra persona, muy mal haríamos. Nosotros lo que hacemos es facilitar las condiciones para que se pueda participar en esa encuesta. La encuesta permite ver qué opina la mayoría de la gente”, puntualizó.
Sin embargo, desde diciembre del año pasado, el exjefe policiaco aparece en todos los sondeos como el mejor posicionado para competir contra la oposición.
La capital del país posee el segundo padrón electoral, sólo superado por el del Estado de México en número de votantes. En tercer y cuarto lugar les siguen los estados de Jalisco, gobernado por Movimiento Ciudadano, y Veracruz, que están casi empatados.
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