A cada movimiento popular en apoyo a la oposición, aparecían publicadas más y más encuestas en las que la candidata Claudia Sheinbaum adelantaba a Xóchitl por 18, 20, 25, 30, 35 y hasta 40 puntos. Y así en los estados en los que habrá cambio de gobierno: Clara Brugada arriba por 25 puntos sobre Santiago Taboada, Rocío Nahle encima 40 puntos sobre Pepe Yunes…
Los más sesudos analistas desde la Ciudad de México se llenaban la boca de decir que el Gobierno de López Obrador lo estaba haciendo muy mal, que el pueblo estaba harto de sus incapacidades y sus corruptelas, pero insistían en que las encuestas le daban un margen muy grande de simpatías al Presidente y de intención de voto a la Sheinbaum.
Todo parecía ser miel sobre hojuelas para el Patriarca y sus fanáticos seguidores… hasta que salió la encuesta fatal.
Massive Caller publicó el 1º de mayo una encuesta en la que aparecía Xóchitl Gálvez por encima de Claudia Sheinbaum. Fue una sola empresa y una sola medición, pero dio en el blanco y desbarató todo el aparato de percepción que tan caramente habían construido desde el Gobierno de la República.
Los cientos de encuestas cuchareadas, los miles de publicaciones, los millones gastados en publicaciones, los cientos de millones de bots contratados para convencer a las benditas redes sociales, se fueron al abismo con una sola consulta de opinión que se acercó a las emociones de una masa ciudadana levantada en favor de la democracia y en contra del autoritarismo.
Obvio, la propaganda oficial se fue en contra de Massive Caller, pero no pudo mover un milímetro la percepción de que la corcholata puede perder, va a perder, porque la voluntad de un pueblo no se dobla ni se compra.
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