“Hubo ocasiones en que se registraron hasta cinco aspirantes para un solo municipio, aunque en promedio eran tres por municipio. Y mire usted ahora, ni las moscas se paran por aquí”, me dijo con tristeza y nostalgia un viejo trabajador del partido el jueves anterior.
Un día después y en un restaurante de Xalapa, un compañero de oficio y este tu servidor lector, nos topamos con uno de los pocos priistas honrados, decentes y carismáticos que quedan en ese partido.
El político nos saludó sonriente y afable y cuando mi colega le preguntó si se estaba preparando para las elecciones municipales contestó sin dejar de sonreír: “Ustedes no entienden ¿verdad?” Mi colega insistió augurándole que sería un excelente candidato a la alcaldía de Xalapa. “Un candidato ganador” le dijo.
“Candidato a la alcaldía ¿por el PRI?”, interrogó el aludido. Y a los tres se nos borró la sonrisa.
Tan urgidos están los veracruzanos de que los gobiernen hombres y mujeres honrados, honestos e incluso con olor a santidad, que si uno de ellos manifestara su deseo de contender por una alcaldía, de inmediato contaría con el respaldo de la mayoría. Pero si agrega que irá como abanderado del PRI, los votantes se correrán al otro extremo y lo acusarán de corrupto, ladrón y bandido.
Y es que si el PAN, MC, PVEM y PT son mal vistos por la raza jarocha, aguas con el PRI lector, porque quienes no lo detestan lo abominan.
Y el encono viene de lejos. Desde 1997 cuando el líder del PRI, Miguel Ángel Yunes Linares recibió la encomienda de seleccionar a los candidatos a las presidencias municipales y desechó a los mejores para imponer a sus impresentables cuates. Esto hizo explotar el furibundo rechazo de la paisanada que contestó el golpe.
Esa fue la primera vez que le pegaron duro al partido ya que de los entonces 210 municipios en disputa ganó en 103, mientras que la oposición triunfó en 107. Lo que le costó al choleño decirle adiós a su anhelo de ser el sucesor de don Patricio Chirinos en la gubernatura.
Pero 27 años después, las cosas están lo que le sigue a patéticas y vergonzantes.
Y es que de acuerdo con estimaciones del propio PRI, harán fiesta si en 2025 ganan en diez de los ahora 212 municipios.
Qué tristeza, caray, pero es la realidad.
Gracias a los buenos oficios de Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte de Ochoa a nivel estatal y de Alejandro “Alito” Moreno a nivel nacional, el PRI se ha convertido en un partido de papel.
Un partido condenado a ir de vil comparsa el próximo año y los venideros. Un partido que mientras se acaba de morir, sobrevivirá causando lástima.
De ahí que los políticos decentes y honestos que aún le quedan se pregunten: ¿competir en las elecciones municipales como candidato del PRI? Futa…
Vaya compromiso.
El tráiler del colapso
Está circulando en las redes el tráiler de la película documental “2016: El Año de la Crisis”, del director Gustavo Vega. Son 58 segundos de pura candela sobre la crisis económica y política que azotó a Veracruz en ese año, el último del malhadado gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
El tráiler ha despertado interés entre los veracruzanos por ver este documental que se estrenará el 31 de agosto y el 1 de septiembre en la Cineteca Veracruz y en los cines de la entidad.
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